El fútbol finalmente volvió a las canchas de Italia, aunque en un ambiente surrealista.
Juventus empató el viernes sin goles con Milan para avanzar a la final de la Copa Italia, bajo el criterio de tantos como visitante. El encuentro de ida había finalizado con 1-1 en Milán, antes de que la pandemia de coronavirus obligara a interrumpir la temporada el 9 de marzo.
Napoli recibe al Inter en la vuelta de la otra semifinal, este sábado. La final está programada para el miércoles en Roma.
Cristiano Ronaldo erró un penal en un encuentro dominado por la Juve. Sin embargo, ambos equipos carecieron de brillantez, una secuela evidente de la larga inactividad.
Exactamente 100 días después de la fecha en que debió realizarse este cotejo, los clubes ingresaron por fin en la cancha de Turín. Tal como al inicio de cada partido en casa, el anunciador en el Estadio Allianz presentó al club local con un resonante “Damas y caballeros … el club de fútbol Juventus”.
Sólo que esta vez obtuvo como respuesta un silencio sepulcral.
El pegajoso himno de la Juventus, que normalmente es entonado emotivamente por cerca de 40.000 aficionados con sus bufandas en alto, se escuchó por los altavoces, pero resonó en un estadio vacío.
Entrada
La Juventus y el Milan entraron por separado bajo un silencio estremecedor. Y de manera paradójica, guardaron un minuto de silencio en memoria de los más de 34.000 muertos confirmados por el padecimiento COVID-19 en Italia.
Luego vino una ronda de aplausos para los trabajadores de salud.
Hubo asimismo una muestra de apoyo para el movimiento “Black Lives Matter”. Las camisetas de calentamiento del Milan llevaban inscritas esas palabras. Las de la Juve tenían impreso el mensaje “No al racismo”.
La fecha de reanudación de la Serie A es el 20 de junio.
El nuevo reglamento limita el número máximo de personas en los estadios a 300, incluyendo todo el personal de ambos clubes, árbitros y medios de comunicación. La ausencia de aficionados permite que lo que dicen los jugadores en la cancha se escuche claramente y haga eco en el cavernoso estadio, al igual que los aplausos y vítores desde ambas bancas.
Y las reacciones fueron particularmente notorias a los 15 minutos, cuando vino el penal, sancionado por el videoarbitraje (VAR), que detectó una mano de Andrea Conti. Los gritos de alegría de los jugadores en el banquillo de la Juve se convirtieron en un gesto de desilusión cuando el astro portugués estrelló su disparo en la base del palo izquierdo.
Expulsión
Los suplentes del Milan festejaron en cambio ruidosamente. Pero apenas se sentaron de nuevo atestiguaron la expulsión del delantero Ante Rebić por una falta sobre el zaguero brasileño Danilo.
Así, los Rossoneri perdieron al único jugador que podía representar una auténtica amenaza de gol. Zlatan Ibrahimović se perdió el compromiso por una suspensión.
Hubo estrictas medidas de seguridad en las inmediaciones del Allianz durante una noche de llovizna en Turín. Sin embargo, un puñado de hinchas recibió al autobús de la Juventus afuera del estadio, incluyendo un fanático que condujo desde Bérgamo, a unos 200 kilómetros (120 millas) de distancia.
“Yo quería ver un poquito a la escuadra, ya que han pasado cuatro meses sin verlos. Quería darles mi apoyo desde fuera”, señaló Massimiliano Balduzzi, de 47 años, antes de marcharse para mirar el encuentro desde su habitación de hotel.
AP