Hay que temer las erupciones, sí, pero la ira de los volcanes también proporciona fertilidad a los campos o útiles materiales de construcción.
Los volcanes han sido responsables de la destrucción de ciudades como Pompeya, civilizaciones como la minoica e incluso han provocado cambios meteorológicos, como ocurrió en 1816, cuando el estallido del Tambora ocasionó una bajada global de las temperaturas. Así que es difícil imaginar que pueda salir algo bueno de una erupción. Pero así es.
• Agricultura. Una de las bondades de vivir a la sombra de un volcán es que sus cenizas contienen nutrientes que convierten el suelo donde se depositan en lugares fértiles. Esto lo saben muy bien los agricultores que habitan las faldas del Vesubio, frente a la bahía de Nápoles.
• Creación de tierra firme. Las islas Hawái, al igual que las Canarias, las Ryūkyū, lasAleutianas, Chipre, Creta o las Antillas, son ejemplos de la formación de nuevas porciones de tierra debido a las erupciones volcánicas submarinas.
• Tecnología. Nos proporcionan materiales muy útiles: la piedra pómez se usa para hacer morteros en la construcción y para pulir metales; la perlita, en la construcción, la elaboración de cerámicas y en horticultura; la diabasa y el basalto triturado se emplean en las carreteras, como balasto para el ferrocarril, en gránulos para techos o en las escolleras.
Fuente: Muy Interesante