Las presidenciales del 14 de abril dinamitaron la credibilidad del Poder Electoral. Encuestas ómnibus de Datanálisis dan cuenta de cómo se debilitó el árbitro por el manejo institucional de la crisis política que se desató cuando el ex candidato presidencial de la oposición Henrique Capriles desconoció los resultados de la contienda.
Poco antes de los comicios, el organismo contaba con una aprobación de 63,7%. Dos meses después era de 47,5%, una caída de 16,2%.
Luis Vicente León, presidente de la encuestadora, afirmó que es evidente que los conflictos alrededor de la elección presidencial afectaron negativamente al CNE y por eso perdió 16,2% de aprobación en tan corto tiempo. “El CNE requiere un cambio urgente para rescatar la confianza, indispensable en la democracia”, indicó.
Aclaró que la evaluación del árbitro sigue dividiendo al país en dos partes iguales: una lo respalda y la otra desconfía: “Obviamente, es una situación difícil para un árbitro ser evaluado positivamente por un grupo y negativamente por otro, pues su capacidad de generar confianza en el mercado global se ve totalmente mermada”.
El primer estudio se realizó entre el 15 de marzo y el 6 de abril, y el segundo del 12 al 21 de junio. Las encuestas se hicieron casa por casa con una muestra de 1.300 personas. El error muestral fue de 2,71% y la confianza de 95%.
Que se entere
Luis Lander, directivo del Observatorio Electoral Venezolano, aseveró que el organismo comicial tiene que darse por enterado de que la mitad del país no confía en él. “Parece que el CNE ni se preocupa ni le parece del todo malo que una parte de los venezolanos perciba que está parcializado. Debería convencernos con el discurso y los hechos de que es un árbitro imparcial”.
Destacó que es importante hacerle saber que hay desconfianza, que el país no cree en esa institución. “Este es un problema serio que compromete la legitimidad de los resultados electorales. El organismo tiene que tomar medidas; no debe ser sólo discurso, sino también acciones”.
Lander, que ha participado como observador nacional en múltiples elecciones, propone que el CNE haga una campaña publicitaria para dejar claro que el voto es secreto y que no hay posibilidad de vulnerarlo. “¿Quién va a ir a jugar a un casino si piensa que el dueño siempre hace trampa?”, añadió.
Pero enfatizó que en las últimas elecciones el árbitro se ha comportado como un actor político al permitir migraciones extemporáneas de candidatos y prorrogar plazos en el período de postulaciones para beneficiar al PSUV.
“El CNE debe apegarse estrictamente a la normativa y al reglamento que ellos mismos decidieron. No es cierto que la precampaña no tenga reglamento: está prohibido hacer campaña fuera de los lapsos establecidos por el Poder Electoral”, alegó.
Señaló que el organismo debe prohibir los actos de gobierno y las cadenas que, aunque no hagan llamados al voto, favorezcan a candidatos. “Deben tomar algún tipo de medidas con el fin controlar el uso de recursos públicos para favorecer candidaturas. Esos serían gestos de mayor independencia”, dijo.
Regla de oro
Gustavo Palomares, presidente del Instituto de Altos Estudios Electorales, IAEE, afirmó que el primer objetivo del CNE debe ser crear un espacio de neutralidad e igualdad institucional para las elecciones. “El organismo tiene que perder el protagonismo y asegurarse de que todos los candidatos competirán en igualdad de condiciones. Si no se garantiza el principio de acceso de los contendores a los medios durante la campaña, esta consulta generaría claras dudas con respecto a la consolidación democrática”, manifestó.
El IAEE envió una misión electoral para las presidenciales del 14A y elaboró un informe que causó gran revuelo, pues cuestionó que el presidente Nicolás Maduro no se separara del cargo de vicepresidente y que fuera presidente encargado durante la contienda.
Si el CNE desea recobrar el prestigio, dijo, debe cumplir con una regla de oro: “Máxima profesionalidad de sus funcionarios, máxima igualdad y neutralidad hacia los candidatos y mínimo protagonismo del árbitro”.
Palomares dijo que ante la polarización del país el Poder Electoral tiene una mayor responsabilidad. “Los electores, independientemente de a quién apoyen, deben confiar en el árbitro; que todos reconozcan que la labor del CNE no es tendenciosa, sino que presta un servicio al país”.
Recomendó al organismo cambiar a los coordinadores de centro de votación, porque en el análisis que hizo el instituto tras el 14A una parte importante de esos funcionarios eran miembros de un partido y apoyaban una candidatura. “Ese tipo de coincidencias no debe existir”.
Considera que no es apropiado que se haya prorrogado el servicio de los miembros de mesa, que son los mismos desde el 7 de octubre de 2012, porque profesionaliza la función y limita el ejercicio de la ciudadanía.
El Nacional solicitó la posición institucional de las rectoras sobre las garantías electorales, pero no obtuvo respuesta.
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