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En Maiquetía «se paga por servicios deficientes»

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En Maiquetía «se paga por servicios deficientes»

Hacer uso de instalaciones y servicios del Aeropuerto de Maiquetía tiene su precio. Para muchos usuarios esos pagos resultan excesivos, en especial cuando se analiza la calidad de los mismos.

 

Actualmente, el valor de la tasa aeroportuaria es incluido en el boleto. La tasa aeroportuaria nacional es a razón de 0.8 UT (Bs 101,60) y la tasa aeroportuaria Internacional de 3.8 UT (Bs 482,60). A esto ahora se le suma un nuevo cobro, establecido en una Unidad Tributaria (Bs 127), por el servicio de ozonización del aire que se respira en las terminales aéreas. Los pasajeros con vuelos nacionales e internacionales deben cancelar este arancel a su aerolínea al momento de chequearse.

 

Aparte, los usuarios deben pagar el uso del estacionamiento si traen vehículos, o usar líneas de transporte concesionarias de Maiquetía, cuyas tarifas triplican la de cualquier otra línea de taxi externa.

 

«Esto es verdaderamente el colmo. Ya no solo es el parto de conseguir los boletos, de tener el dinero para pagarlos, sino también el cobro por cualquier servicio; es decir, hasta por respirar. La verdad que el problema no es que cobren, si por lo menos uno pudiera disfrutar de un buen servicio. Se pagan poco más de Bs 1.800 en impuesto y aquí estoy sentada en el piso con mi esposo y mi hijo esperando el vuelo», comentaba Cristina Gómez, desde la terminal internacional.

 

Según los consultados, servicios de Maiquetía decaen por falta de mantenimiento. Reclaman la falta de lugares de espera, el mal estado de los sanitarios, la mala atención de concesionarios de comida, sin variedad y con altísimos precios. «Servicios han decaído. Uno entra al baño y no hay papel higiénico, el jabón está puesto en envases y no sale por los grifos puestos para tal fin. Dispensadores de pared desaparecieron y se ven los agujeros en la cerámica. Parecen baños de bombas de gasolina de carretera y no de un aeropuerto internacional», cuenta María Gabriela Vargas. Allí, empleadas de la empresa Splendor intentan hacer su trabajo y mantener limpios los sanitarios. Unas revelan que el papel y el jabón son en ocasiones hurtados, y otras responsabilizan a los habitantes de edificios situados al lado del estacionamiento.

 

«En vez de cobrarnos por la pureza del aire, que cobren por seguridad. Aquí estamos en la feria de comida y ya han pasado tres mujeres pidiendo, le demos comida o dinero. Los Guardias las ven y no dicen nada. Garantizar la seguridad sí es un gran servicio, no la limpieza del aire», agrega Marcial Guzmán, quien viajaba ayer para Miami.

 

NADESKA NORIEGA ÁVILA |  ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL

 

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