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En los abastos del Estado claman por una atención eficiente y mayor respeto

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En los abastos del Estado claman por una atención eficiente y mayor respeto

Las largas colas que rodean desde hace un par de meses los establecimientos de Farmatodo le valieron la detención de sus directivos, los señalamientos de “conspiradores” y la incorporación al sistema de distribución segura de la Misión Alimentación.

 

Con los locales de la red estatal como Abasto Bicentenario o Pdval no ocurrió lo mismo, aunque al igual que en negocios privados los clientes piden mayor agilidad en la facturación pues las cajeras son muy “lentas” y ampliar los establecimientos, pues no cuentan con las condiciones para atender la creciente demanda.

 

Inés Yánes, residenciada en La Unidad, pasó tres horas en cola para poder entrar al local. Llegó a las 6:00 de la mañana y aunque justificó la larga espera por la cantidad de clientes que acude a diario al establecimiento en busca de productos subsidiados, reconoció que se deben implementar mejoras para optimizar la atención a los usuarios.

 

“Aquí hay de todo, yo vengo a comprar y todas las semanas consigo mis alimentos. Cuando iba a Farmatodo de cuatro cajas trabajaban dos, nos esconden los alimentos”, dijo.

 

Yánes indica, no obstante, que el Abasto Bicentenario es muy pequeño para tanta gente, “pido que lo amplíen y haya más supermercados aunque han dicho que van a abrir el Pdval de Vista al Sol porque éste no se da abasto y con esta guerra que tienen, ¿cómo hacemos?”.

 

Jesús Carvajal también expresó su punto de vista. “La crítica es buena de parte y parte, aquí critico que hay dos cajas preferenciales para las personas de la empresa y los amigos de los trabajadores, que les dejen una sola y con la otra que atiendan al pueblo”.

 

El hombre pasó junto a su esposa cuatro horas en cola, un tiempo que consideró excesivo. “¿Cuándo van a abrir el Bicentenario en Koma?”, se preguntó. Asimismo, pidió aumentar la supervisión en los supermercados privados como Santo Tomé para evitar la reventa. “En Santo Tomé compra todos los días la misma gente”, apuntó.

 

Gastan un día de trabajo
Graciela Marín criticó el mecanismo de atención por terminal de la cédula implementado en toda la red estatal, que incluye a Mercal, Pdval y Bicentenario e, incluso, a La Fuente de la expropiada Friosa.

 

“Desde las 4:30 de la mañana estoy en la cola y no he pasado (11:20 am). Yo trabajo y pedí permiso para venir a comprar, pero no todos los martes me van a dar permiso”, dijo, al recalcar que ir a Bicentenario significa “perder un día de trabajo”, además de que justo el día que le corresponde no puede adquirir ni pollo ni carne. “Hay de todo menos presa”, soltó.

 

“Las cajeras son lentísimas y los guardias nacionales no son amables. Cuando llegué era la 125 y el militar me dio el número 320. No estoy de acuerdo, estoy toda quemada y tengo mi informe médico que indica que no puedo estar tanto tiempo parada”, destacó.

 

Marín prefiere acudir al local cuando lo necesite, sin verse sometida a la posibilidad de solo acudir uno o dos días a la semana.

 

Escasez también en Farmapatria

 

A las afueras de Farmapatria, ubicada al lado del Pdval de Alta Vista, no hay colas. El local está vacío y del lado del mostrador un trabajador lee la prensa, mientras que otra empleada está dispuesta a atender los pedidos de los clientes.

 

Detrás de ellos, los estantes de la farmacia, que forma parte de un programa gubernamental de venta de medicinas a bajo costo, lucen en su mayor parte vacíos.

 

En un recorrido realizado este martes fue imposible conseguir vitamina C, acetaminofén pediátrico, medicinas para la tensión como coraspirina, entre otros medicamentos para la vista y la hipertensión arterial.

 

El local fue inaugurado en agosto de 2012 y en ese entonces era el primero en el estado Bolívar. Durante la inauguración, el entonces vicepresidente de la Corporación Venezolana de Guayana, Heber Aguilar, informó que en este Farmapatria se podían encontrar “14.000 medicamentos a bajo costo, pensando en la salud del pueblo”.

 

Así como en los establecimientos privados, la escasez se ha instalado en la red estatal y el número de artículos ha mermado. “Prácticamente no se consigue nada”, señaló una clienta a las afueras del local.

 

Además de este, estaba previsto instalar puntos de Farmapatria en los Mercal de El Roble, Río Claro y Los Alacranes, de acuerdo con una reseña de la Agencia Venezolana de Noticias de mayo de 2012.

 

 

 

María Ramírez Cabello

 

Correo del Caroní

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