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En esta lucha no hay descanso

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En esta lucha no hay descanso


 
 
 El hecho de que operen muchos medios privados no quiere decir que haya libertad de expresión”. Esta frase explica completamente la realidad en Venezuela y es la manera como Miguel Henrique Otero, presidente editor de El Nacional, describe a la relatora de la ONU lo que sucede en el país con la libertad de opinión y expresión.

 

 

El gobierno que encabeza Nicolás Maduro le envió una carta a Irene Khan en la que afirman que los ciudadanos tienen abundantes medios para enterarse de lo que acontece en el país y más allá de sus fronteras. Pero eso no es cierto y es necesario que la oficina de la relatora trate de corroborar para que realmente pueda ayudar a los venezolanos a recuperar uno de los derechos fundamentales que más ha sido violado por los chavistas desde que llegó su fundador al poder.

 

 

La libertad de expresión no se puede medir cuantitativamente, pues la naturaleza y el origen de los medios de comunicación puede ser muy variado. Además, en el caso venezolano es todo lo contrario; la mayoría de los que existen o se han fundado en estos años tienen financiamiento directo o indirecto del gobierno y a ellos les deben su lealtad. Los pocos que logran escaparse de la mano poderosa de Miraflores existen de milagro, hasta que alguna noticia que les incomode les haga blanco de los ataques oficialistas que pueden ser de muchos tipos.

 

 

Lo que más le molesta al chavismo es que El Nacional se haya convertido en tres cosas. La primera, una evidencia de que desde su llegada a Miraflores, Hugo Chávez sabía que debía acabar con la prensa independiente y por eso diseñó una serie de medidas para acabarla; fueron quedando los cadáveres de muchos medios de comunicación repartidos en el tiempo, pero la resistencia de El Nacional les hizo aflorar sus peores comportamientos totalitarios que han dirigido a mansalva contra el diario.

 

 

Precisamente por eso, Khan expresó su preocupación. “Me preocupa profundamente que la demanda de difamación, el carácter aparentemente desproporcionado de la indemnización y la adjudicación de la sede de El Nacional, parecerían estar directamente relacionadas con la labor periodística del medio de comunicación y sus reportajes críticos al gobierno”. La relatora está clara y donde busque, encontrará pruebas de que esto es real.

 

 

Lo segundo, El Nacional es un ejemplo de determinación de la prensa libre venezolana, porque a pesar de todo lo que han intentado contra el periódico, desde la anulación de sus anunciantes, las restricciones de papel y tinta, hasta el robo de la sede con la rotativa incluida, sigue, insiste en cumplir con su deber de informar a los venezolanos la verdad.

 

 

Y lo tercero, un símbolo de libertad, una marca que es referencia de la lucha por la democracia a escala mundial, un periódico que con valentía enfrenta diariamente al despotismo en defensa de la libertad de expresión.

 

 

El Nacional sigue la lucha, como bien lo indica Miguel Henrique Otero en la misiva que demuestra que como presidente editor no ha retrocedido ni un milímetro en su empeño de defender la libertad de expresión que los chavistas les han arrebatado a todos los venezolanos.

 

 

 

Editorial de El Nacional



 

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