Esta etapa es el primer momento del ciclo vital de una mujer en el que su sexualidad puede cambiar de una forma drástica por motivos naturales.
Esto no es negativo, simplemente es una nueva forma de relacionarse con ella misma y su pareja.
Cambios físicos, hormonales, anímicos… el embarazo lo revuelve absolutamente todo. Y esto afecta especialmente a nuestra relación de pareja y nuestra sexualidad, según avanza la gestación. En el primer trimestre, el deseo sexual suele disminuir en muchas mujeres, sobre todo en aquellas que se vean afectadas por las nauseas y el malestar general. Pero si estos trastornos son débiles, la sexualidad no tiene porque verse afectada.
En el segundo trimestre, la zona genital se halla muy vascularizada y este cúmulo de irrigación sanguínea favorece la respuesta sexual y aumenta la sensibilidad de la zona. También el pecho se percibe más sensible. Éste es en un momento del embarazo en el que la mujer puede disfrutar mucho de sus relaciones sexuales, aunque probablemente tenga que adaptar sus prácticas a esa sensibilidad acentuada.
A partir de los seis meses de gestación, la barriga de la embarazada puede ser un elemento incómodo para las relaciones sexuales. Pero aquí lo que afecta realmente a la sexualidad de la mujer (y de su pareja, por extensión) es el posible miedo a dañar al bebé o a adelantar el parto con la penetración.
Muchas parejas limitan o renuncian a las relaciones sexuales durante el embarazo. Esto es muy negativo porque son una importante forma de comunicación en la pareja, crean un ambiente de intimidad y afecto difícil de conseguir en otro momento. Si renunciamos a ellas, nuestra relación se verá afectada y es muy posible que se deteriore aún más en el postparto, que conlleva otras dificultades añadidas. Intentar retomar el sexo, después, puede complicarse. Vive el embarazo con naturalidad y mantén la intimidad con tu pareja en este momento y en el futuro.
DISFRUTA DEL SEXO EN EL EMBARAZO:
Adáptate a los cambios físicos: Durante el embarazo la mujer engorda y también pueden surgir estrías, varices, manchas, etc., lo que puede disminuir la autoestima. Hay que adaptarse a tus nuevas (y temporales) formas para evitar que el deseo sexual se vea afectado.
Nuevas posturas: Según el bebé va creciendo en el utero, la vagina se va acortando, lo que provoca que en determinadas posturas en las que la penetración es muy profunda puedas notar dolor. Para evitarlo practica posturas en las que tú controles la penetración (por ejemplo, la mujer encima) o en las que se asegure poca profundidad (como tumbados de lado, la mujer dándole la espalda a él).
Consulta al ginecólogo tus miedos: Si tu pareja y tú creéis que las relaciones pueden dañar al feto, consúltalo. Es cierto que en algunos embarazos de riesgo no se recomiendan las relaciones coitales durante el último trimestre, pero son excepciones. El sexo es muy recomendable, ya que la oxitocina que segrega nuestro cerebro durante el orgasmo prepara nuestro cuerpo para el parto y fortalece la musculatura que luego ayudará a la expulsión del bebé.
La penetración no es tan importante: Esto es fundamental no sólo en el embarazo sino durante toda la vida. Fomenta las relaciones sexuales globales, no centradas exclusivamente en los genitales. Es un buen momento para descubrir cuántas terminaciones nerviosas hay en tu cuerpo y la cantidad de placer que pueden proporcionarte.
Fuente: CentradaEnTi.es