En cierre técnico por contaminación fue declarada la Unidad de Recién Nacidos (URN) del Hospital Central. La causa es la “pseudomonas aeruginosa”, una bacteria multirresistente, que coloca en riesgo de muerte a los niños que ingresan en ese recinto. El único antibiótico que sirve es el Colistín, el cual no se comercializa en el país y debe comprarse en Colombia donde, por el diferencial cambiario, cuesta entre 10 mil y 60 mil bolívares la ampolla.
De acuerdo a las cifras dadas a conocer por el doctor José Franco, infectólogo pediatra y miembro de la comisión de Infecciones del máximo centro asistencial del Táchira, apenas hay un caso de contagio en la URN, pero estiman que mueren dos de cada tres niños que ingresan a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal (Ucin).
Los galenos están sorprendidos, porque es la primera vez en la historia de la unidad, que existe una contaminación general en las tres áreas que la componen: la Unidad de Patología Neonatal (UPN), la Unidad de Atención Neonatal (UAN) y la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (Ucin). Explicó que el viernes tomaron cultivos ambientales en las diferentes estructuras, y los resultados dieron positivo en la presencia de la bacteria; hasta entonces se generaban brotes de bacterias en áreas específicas.
Los factores que generaron la bacteria, explicó, son la falta de limpieza y desinfección adecuada a esas áreas que requieren un cuidado especial, porque el personal de limpieza no cuenta con los insumos, porque no hay presupuesto para comprarlos.
Letalidad de 70 por ciento.
Las estadísticas, de acuerdo con las investigaciones que ha hecho el doctor Franco, indican que la natalidad anual en el Hospital Central es de 5 mil niños, mensualmente atienden unos 500 nacimientos; y la letalidad, que es el número de niños que ingresan al área y fallecen, sobrepasa 70 por ciento: dos de cada tres recién nacidos que ingresan a la Ucin, mueren, de manera que esa tasa es considerada “tan exorbitante como el 90 por ciento que fue en enero de 2015, donde de 20 recién nacidos que ingresaron, se murieron 18”.
Indicó que la letalidad en la unidad de cuidados intensivos de algunos países de África, no sobrepasa 20 por ciento, pero “según cifras obtenidas por organismos internacionales, la mortalidad infantil de Venezuela es de 20 por cada mil; en el Hospital Central varía mucho, mientras que en países como Cuba, la mortalidad infantil es de 9 por cada mil, considerado ideal. Para 2014 Venezuela registró una mortalidad de 20 por cada mil, con letalidad de 70 por ciento en el caso de la Unidad de Cuidados Intensivos”.
Ni mopa para limpiar los pisos
Franco informó que se reunieron con el personal encargado del mantenimiento de esas áreas y les manifestaron que ni siquiera tienen mopas para limpiar los pisos, que el jabón que utilizan para limpiar es el que traen las camareras de sus casas, aunque necesitan uno especial, que tampoco existen los protocolos de barrera, como el lavado de manos, importante para evitar la transferencia de gérmenes, por cuanto no tienen ni gel antibacterial, ni jabón líquido.
El infectólogo indicó que aunado al problema de contaminación está la falta de espacio y el deterioro de equipos, al punto de que como no están funcionando las incubadoras, los niños son atendidos en cunitas, donde les hacen las terapias. Además, hay niños que están siendo atendidos con ventilación respiratoria asistida no invasiva, sin monitoreo, por la inoperatividad de todos los recursos.
Explicó que la Ucin tiene capacidad, de acuerdo con lo establecido, para cuatro incubadoras, y a veces tienen hasta trece niños metidos ahí; la unidad de Recién Nacidos, generalmente tiene una capacidad para 15 muchachos, aproximadamente, y han tenido hasta 30 metidos ahí, cuando la norma establece un espacio de 9 metros cuadrados por cada incubadora en unidades de cuidados intensivos, y la presencia de una enfermera por cada incubadora, o a lo mucho una enfermera por cada 2, pero a veces tienen una enfermera por cada 4 o 5 incubadoras.
Agregó que la Unidad de Patología Neonatal tiene una capacidad instalada de 8 cunas y se puede meter el doble, pero hay sobrecupo.
Esa fue la razón, dijo, por la que la comisión de Infecciones recomendó cerrar el área provisionalmente y que los nuevos ingresos fueran trasladados al piso 9, como lo hicieron en septiembre, pero el problema hoy radica en que las tres áreas están contaminadas por la mencionada bacteria, además de que no existen los mecanismos para limpiar; el personal es insuficiente, por cuanto en un turno solamente hay dos enfermeras para atender ocho recién nacidos, probablemente no especializadas en neonatología, y dos neonatólogos para atender unos cuarenta niños.
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Fuente: La Nación