Un nuevo grupo de venezolanos recorre las redes sociales con la finalidad de vender y comprar productos de todo tipo usando el comercio electrónico. Esto ha generado una economía paralela que ha logrado nuevas fuentes de trabajo aunque, en algunos casos, aseveran, está incitando la evasión de impuestos porque los productos que se venden a través de Facebook, Instagram y Twitter no tienen ningún tipo de control del Estado.
Desde la llegada del Internet al país, a mediados de los años noventa, es incuantificable el progreso. Sin embargo, en un principio solo se compraba y se vendía a través de páginas especializadas; hoy en día se hace por las redes sociales promocionando los productos sin cancelar, en algunos casos, ningún tipo de impuesto o pagando los derechos de una página web.
Así lo explica el economista Jesús Aldaño, quien asegura que esta nueva modalidad de ingresos se ha dado por el avance de las tecnologías.
«Si hay comercio de cualquier cosa debe haber pago de impuestos; se ha hecho así en todo el mundo, de hecho, nuestro país es uno de los pocos que aún no tiene una ley para regularlo».
Asegura que la venta por Internet es desigual y también afecta a los empresarios que ofrecen sus productos en un local comercial y que sí están obligados a pagar impuestos por las ventas.
Aldaño explica que cada día son más las personas que se dedican a esto por completo; incluso, muchas han dejado sus trabajos para ejercer el libre comercio.
«Las razones son la facilidad y el empleo del tiempo. Puedes trabajar desde tu casa o hacer las transacciones desde la calle con un teléfono móvil, no gastas en pasaje y no cumples horario y, lo más importante, no pagas impuestos; si quieres puedes pagar una página web, pero pocos lo hacen».
Bachaqueo Web
Así como hay emprendedores que viven de la Web, también hay quienes aprovechan el espacio para vender con sobreprecio, asegura el especialista en economía.
«Venden productos de primera necesidad como pañales o comida, esto no se ve tanto en los portales autorizados como Mercado Libre; se ve más frecuente en las redes como Facebook y Twitter porque hay más libertad para especular. En Instagram se hacen famosos por la cantidad de fotos que promocionan y etiquetan, la imagen es lo que más vende».
Acota que además están quienes compran el cupo electrónico y lo utilizan para traer productos pequeños del exterior, y una vez que llegan al país los venden por cualquier página, hasta cinco veces por encima de su precio.
El mercado legal
Antonio Annese, gerente general de Mercado Libre Venezuela, explica que desde hace 15 años esta modalidad de vender por Internet ha ido creciendo en el país, aunque ha variado el mecanismo de venta.
«En el caso de los emprendedores, esto ha ido evolucionando en el transcurso de los años; hace 15 años se usaba más la modalidad de subastas de cosas usadas, hoy en día, 95% de las cosas que se venden son nuevas, y se hace a través de una venda directa, se fija un precio y se acuerda el pago y la entrega entre el vendedor y el comprador». En la subasta se coloca un precio y los compradores pueden ofertar.
Explica que hasta el año pasado, según un estudio realizado por la empresa, 30 mil personas se dedicaban exclusivamente a las ventas que realizan a través de Mercado Libre.
«Esas cosas nuevas la venden pequeñas y medianas empresas, por lo general son personas que tienen un trabajo y en las tardes o en su tiempo libre se dedican a vender productos por Internet. Comienzan personalmente, luego contratan empleados y así van progresando; esta ha sido la historia más recurrente», dice.
Agrega que solo en el 2014 contabilizaron un millón 300 mil transacciones al mes y un promedio de 4 millones 200 mil visitas únicas. 27% de esas personas compraron algo diariamente.
De todo un poco
La práctica del comercio electrónico comenzó en todo el mundo a principios de 1970, y a mediados de 1980 se reforzó con la ayuda de la publicidad a través de televisión; más adelante el teléfono concretó está práctica porque se podía llamar y hacer transsacciones.
Judith Espejo es parte de esta práctica electrónica. Es una de esas personas que se dedican a trabajar a través de las redes y de esa ganancia mantiene a su familia.
Vende relojes a través de Instagram. Su espacio es recomendado por sus amigos y familiares y además le hacen publicidad en una radio comunitaria en Santa Rosalía.
«No es un campo fácil de controlar al principio, pero sí es fácil de llevar una vez que logras seguidores, sobre todo personas que opinen y califiquen la venta, es decir, que dejen mensajes positivos, y con esto uno va ganando terreno porque la misma gente te pide más modelos. Como en todo negocio, hay que identificar el producto en tu perfil de Internet, mostrar qué quieres vender y hacer propaganda. Se hace más fácil porque en mi caso lo hago desde la casa».
Son relojes tejidos, realizados a mano, “lo único que compro es la caja y el hilo para tejer. Cada reloj lo vendo en Bs 300 a través de Instagram, y también hago promociones porque eso se va reproduciendo por otras redes, y si la gente sabe que hay alguna promoción de inmediato te sigue y te compra”.
Espejo se maneja solo con transferencias. “La gente me transfiere o deposita y yo les hago el envío hasta donde me lo pidan, solo en Caracas; les doy mi número de teléfono y por ahí nos comunicamos. La compra final sale en Bs 300 más Bs 170 del envío que lo hace mi esposo en la moto. Una vez que veo el depósito en mi cuenta hago el envío con un recibo”.
La publicidad influye
Otra forma de vender libremente por la Web es a través de patrocinantes, como lo hace Libia Soto. Ella tiene una posada en la Colonia Tovar, y a través de la Web ofrece promociones especiales y además le hacen publicidad en una radio local.
«Desde hace cinco años que monté la posada vendo paquetes por Internet. Mucha gente viene por su cuenta y paga el precio normal, pero si cancelan por Internet tienen un descuento de 30%. La diferencia está en que los que pagan online deben recomendar el lugar a cinco conocidos para poder ingresar a la opción de pago, obligatoriamente me hacen promoción», explica.
Quienes no tienen tanta publicidad también consiguen compradores, tal es el caso de Melissa Páez; ella optó por la confección de arreglos frutales y montó su empresa FrutiMeli, dice que es tan difícil hacer una venta por Internet como hacerla en una tienda.
«Hay que verificar que a través de las redes sociales no exista un nombre o negocio igual al que pretendes crear, es decir, es igual que registrar una empresa particular».
Ella no paga impuestos, pero responsablemente registró legalmente una página Web.
En dos meses estará la ley
Claudio Farías, diputado a la Asamblea Nacional e integrante de la Comisión Permanente de Administración y Servicios, aseguró que en dos meses estará lista la Ley de Comercio Electrónico.
«Estamos avanzando sobre todo en el área que queremos enfocarnos, que es la de las exportaciones de los venezolanos emprendedores hacia el exterior».
Explicó que han sido numerosas las propuestas desde los sectores comerciales.
«Aún hay puntos qué definir, como las áreas que se van a regular y la inversión justa que se debe hacer, colocar precio justo a cada venta. Lamentablemente, aún hay mucha fuga de impuestos porque la gente vende al precio que quiere y en muchos casos aún hay estafados por esa misma vía», dijo.
Acotó que en este mercado, de ventas por Internet no se emiten facturas, ya que quienes venden libremente por las redes sociales no emiten ningún tipo de recibo sobre la venta, a diferencia de los portales autorizados o páginas Web que generan un recibo electrónico.
«Algunos se valen de eso para especular y para no dejar rastros de las compras ni garantía de la misma, por eso estamos proponiendo la factura electrónica», concluyó.
Fuente: UN