El mercado de valores es una de las pocas noticias positivas que hay en el ámbito económico venezolano, pero las empresas que aspiran a emitir bonos denominados en dólares, ya autorizados por la Superintendencia Nacional de Valores, y los inversionistas interesados en comprarlos enfrentan riesgos enormes por la ausencia de un mecanismo regulado y seguro para concretar los pagos.
«En el mercado de bonos más pequeño y probablemente el más primitivo del mundo, el default no es el mayor riesgo que enfrentan los inversores. Son los asaltos a punta de pistola», dice una nota de Bloomberg.
La historia tiene elementos insólitos. Para comprar los bonos en divisas de Ron Santa Teresa los interesados tuvieron que movilizar grandes cantidades de dólares en efectivo metidos en bolsas plásticas. Algunos contrataron empresas de seguridad, incurriendo en costos adicionales, ante el miedo por el generalizado clima de inseguridad.
Una solución «casera» en un mercado que opera en una economía dolarizada en más de 70%, pero cuyas autoridades monetarias se niegan a habilitar un sistema de transacciones en moneda extranjera que permita compensar y liquidar operaciones bursátiles, o para que la banca intermedie sus voluminosos depósitos en divisas.
Esta situación mantiene frenadas otras emisiones de títulos de renta fija en divisas, sobre los cuales hay buenas expectativas, ya que los riesgos de movilización de fondos son elevados. Se esperaba que cuando se tuvieran que liquidar los papeles de Ron Santa Teresa -una emisión pequeña de US$300.000 – ya hubiera un mecanismo electrónico de pago para estas operaciones.
«¿Qué puede hacer una persona que tiene dólares en Venezuela con ese dinero? ¿Dejarlos en el banco?», se pregunta Juan Domingo Cordero, un expresidente de la Bolsa de Valores de Caracas que se retiró hace dos años como presidente de la casa de bolsa Rendivalores. «El problema es limpiar las operaciones. No podemos seguir operando en efectivo».
La venta de bonos de Ron Santa Teresa, por cuyo Ron Antiguo de Solera de 1796 se paga alrededor de 40 dólares por botella en EEUU, generó mucho interés para los inversionistas cansados de ganar un interés cero en los bancos locales.
Dado que el mercado de valores solo puede liquidar las transacciones en bolívares, el destilador estructuró su deuda como títulos de cupón cero para que los inversores no tuvieran que lidiar con el peligro de ir con sacos a recibir los intereses. Los bonos a un año se vendieron al 96% del valor facial, y los tenedores recibirán el capital íntegro con ese 4% adicional al vencimiento con los ingresos de las exportaciones.
José María Nogueroles, un exbanquero que abrió la Casa de Bolsa BNCI el año pasado, dice que su firma ha buscado la aprobación de los reguladores para las ventas de bonos en dólares de tres compañías locales sin éxito hasta ahora. «Necesitamos democratizar el mercado y simplificar los procesos», dijo en una entrevista.
El crédito bancario, limitado por políticas monetarias estrictas y reducciones en los subsidios del Gobierno, es difícil de conseguir.
Las emisiones de papeles comerciales en bolívares se disparó un 60% el año pasado, a pesar de que el mercado local cotiza apenas el equivalente a 60.000 dólares por día, frente a los 5 millones que alcanzaba en la década de 1990.
«Ya no tenemos una economía subsidiada o préstamos baratos», dijo José Miguel Farías, director de finanzas de Más Valor Casa de Bolsa. «Y el crédito es el combustible que mantiene abiertas las empresas».
Los inversores con dólares están listos para poner su dinero a trabajar. Hay alrededor de 2.000 millones de dólares en efectivo circulando en la economía, y otros 400 millones se encuentran en cuentas sin intereses en bancos locales. Y no hay forma de que los venezolanos transfieran el dinero al extranjero.
Fuente: Banca y Negocios
Por: Maria Laura Espinoza
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