Carlos Vecchio era el segundo a bordo del partido opositor que lidera Leopoldo López cuando fue obligado a la clandestinidad y luego a huir de Venezuela. Desde su posición en el gobierno interino explica qué fechas y momentos fueron clave para llegar al punto en el que están.
Carlos Vecchio tras una reunión con el comité de Relaciones Exteriores del Senado en Washington DC. Crédito: AP
Han pasado cinco años desde que el ahora encargado de negocios del gobierno interino de Venezuela, Carlos Vecchio, salió de forma clandestina de su país. Es la edad que va a cumplir su hijo que nació en el exilio. Llegó con su familia a Doral, en el sur de Florida, sin demasiada planificación “porque una cosa es hacer estrategias y escenarios en frío y otra tomar decisiones en caliente, cuando tienes que correr”, dice ahora, sentado en una oficina que le presta Visión Democrática, una organización creada para atender a la diáspora.
Vecchio fue nombrado la voz principal de Venezuela en Estados Unidos y aceptado como tal por la administración de Donald Trump el pasado 27 de enero. El segundo a bordo del perseguido partido opositor Voluntad Popular, ahora es el responsable de articular la diplomacia del gobierno encargado en Venezuela con EEUU. Todo es producto de un trabajo silencioso que él y otros políticos exilados han hecho en este país.
En entrevista con Univisión Noticias en Washington, cuenta qué fechas y momentos fueron clave para lograr la posición donde ahora está la oposición al régimen de Maduro. De la misma forma habla sobre su vida en la ciudad de Doral y el impacto que esto tuvo en acercarse al exilio y al senador republicano Marco Rubio. También explica cómo se imagina el 23 de febrero en Venezuela.
Varias cosas lo sorprenden esta tarde: “El apoyo tan grande que hemos recibido” y los cinco años transcurridos. “Nunca me imaginé tener que salir de mi país por persecución política”, explica. Cansado, ya sin saco, luego de la jornada matutina de la Conferencia Mundial para la ayuda humanitaria en Venezuela que se realizó en la sede principal de la OEA, recibía a periodistas y equipos de trabajo por turnos.
Una ilegitimidad que resultó clave
-¿Qué hechos y fechas han sido clave para que la oposición a Maduro llegara a donde está ahora?
-La reelección ilegítima de Maduro el 20 de mayo de 2018 fue clave para todo esto que hemos logrado. Porque allí se sentencia la ilegalidad de su mandato, se desconoce dentro de Venezuela pero, también en el ámbito internacional. Entonces ahí pensamos ‘Aquí hay una oportunidad de cara al 10 de enero de 2019 (día que constitucionalmente corresponde juramentar al nuevo presidente electo)’. Decidimos que ese día lo íbamos a desconocer.
Comenzamos a tejer una estrategia, a nivel interno y a nivel internacional. En octubre de 2018 empezamos a generar esa estrategia, en función de la ilegitimidad de Maduro como presidente de Venezuela. Nos dijimos ‘hay una oportunidad política y tenemos que aprovecharla’. Decidimos que nuestra posición sería desconocer a Maduro como presidente electo y ahí nos acompañó la comunidad internacional y organismos multilaterales.
Hay que decir que hay otro día clave: el 4 de enero con la resolución del Grupo de Lima de desconocer esa reelección y transferir las competencias a la Asamblea Nacional. Después de todo lo que ha pasado reconocemos que fue un gran acierto por preservar la Asamblea Nacional como institución legítima, cuando algunos apostaban a su implosión.
-¿Y entonces cómo ocurrió la movilización?
– Lo hicimos en tres niveles: la presión en las calles de Venezuela, con la figura del Cabildo Abierto, a la que la gente respondió muy bien. En segundo nivel, la presión de instituciones como el Parlamento, dentro de todo el marco constitucional, y en tercer lugar, la presión internacional. La respuesta dentro y fuera de Venezuela a lo que estamos haciendo ha sido increíble. Esto es inédito.
-El marco constitucional pone a Guaidó en la presidencia.
-Claro. Porque ante la situación que teníamos la pregunta era muy obvia: ¿qué pasa cuando no hay presidente electo? Entonces la respuesta fue el artículo 233 de la Constitución. Pero hay un usurpador y eso tenemos que solucionarlo.
– ¿Mientras tanto en Estados Unidos qué estaba pasando?
– El exilio nos sirvió para armar una estrategia contra la dictadura de Maduro. Esto es el esfuerzo de mucha gente y hay que entenderlo en esa amplitud. Pero te digo que cuando yo llegué aquí a Estados Unidos en 2014, yo decía que en Venezuela había una dictadura y nadie me hacía caso. Al principio no me atendían. Pero eso fue cambiando y ahora mira, republicanos y demócratas nos apoyan por igual.
-¿Por qué parece que fue más fácil que escucharan y apoyaran los republicanos que los demócratas?
-Costó, pero prefiero decir lo que tenemos ahora, a los dos partidos apoyándonos.
Vecchio con el secretario general de la OEA, Luis Almagro en una conferencia de prensa. 30 de enero de 2019.Crédito: JIM WATSON/AFP/Getty Images
Republicanos, demócratas y ‘Doralzuela’
-¿Vivir en Doral (al sur de la Florida) y el trabajo que hizo en esa ciudad, cuna de los venezolanos en Miami y radio de acción de dirigentes cubanoamericanos como Marco Rubio, sirvió para sus logros políticos?
– Sí, vale. Yo nunca lo pensé, eso no estuvo calculado. Yo llegué a Doral desesperado, con mi mujer a punto de parir y decidimos quedarnos ahí y resulta que al final del camino ha sido una suerte estar ahí. Los dirigentes cubanoamericanos se solidarizaron más fácil con el exilio venezolano, puedo nombrar a Marco Rubio (senador por Florida), a Rick Scott (antes gobernador y desde noviembre de 2018 senador por Florida), republicanos, pero también a Bob Menéndez (senador reelecto de Nueva Jersey) y a Debbie Wasserman Schultz (congresista de Florida), que son demócratas.
-Esos congresistas fueron importantes para el acceso a la Casa Blanca, Lilian Tintori, esposa del líder opositor Leopoldo López, estuvo con Trump…
Seguir leyendo en Univisión
Univisión
Tamoa Calzadilla