Preocupa a la familia, a los colegas y a muchos amigos la situación del periodista Roland Carreño, que cumplió ocho meses secuestrado por el régimen, acusado sin pruebas de los cargos de conspiración, tráfico ilícito de armas de guerra y municiones y financiamiento al terrorismo. Todo porque, además de ejercer su profesión con dignidad y apego a la ética, milita en un partido político opositor y siempre le dijo la verdad en la cara a los autores de la debacle de Venezuela.
Eso no se puede tolerar en un régimen como el que actualmente se aferra al poder. La amistad de Carreño con Leopoldo López lo ha hecho víctima de este secuestro. Su hermana manifiesta preocupación por su estado de salud porque en ocho meses no lo ha visto ningún médico y presenta algunos síntomas que requieren atención.
Pero el sacrificio que está haciendo Roland con su vida y con su libertad lo reconocen los colegas y los ciudadanos en general que se oponen al maduchavismo y que quieren salir de esta tragedia. Y como él, muchos presos políticos están tras las rejas solo porque expresaron su descontento, o porque exigieron sus derechos aniquilados o porque no aguantan el hambre y las vejaciones. Ninguno merece ese secuestro y por ellos deben luchar los venezolanos, pues mientras esta situación continúe, será imposible recuperar la libertad.
Por eso hay que detenerse en este punto, sobre todo porque la oposición venezolana está preparando el camino para unas negociaciones (no es lo mismo que un diálogo estéril) con el régimen. Y es obvio que el objetivo final para la Venezuela que quiere libertad son unas elecciones generales libres y verdaderamente democráticas. Muchos de los 299 presos de conciencia son representantes de organizaciones políticas perseguidas por el régimen; algunos otros siguen inhabilitados para cargos públicos, acusados de delitos fantasmas. No puede haber confianza si la cúpula rojita sigue usando su sistema de injusticia para amedrentar y torturar a quienes se le oponen.
El Foro Penal ha hecho un trabajo invalorable y es por esta organización no gubernamental que se sabe que de los secuestrados políticos 171 son civiles y 128 militares, y que entre ellos hay un adolescente. Esta es la mayor injusticia, pero también la mayor evidencia de que el régimen ejerce su totalitarismo sin ningún tapujo. No se puede llamar democrático y debe recibir la presión necesaria para que deje de perseguir y violar derechos humanos.
Así como Roland Carreño, parte de la familia de El Nacional, muchos familiares y amigos desean el regreso de cada uno de los presos políticos. Es bueno recordarles a los que quieren negociar que esta es una de las condiciones más urgentes para la tranquilidad de los venezolanos.
Editorial de El Nacional