El yihadismo franquicia su terror en Occidente

El yihadismo franquicia su terror en Occidente

Aunque las fuerzas de seguridad no han logrado establecer una conexión certera entre el yihadismo y los autores de los más recientes atentados terroristas ocurridos en Europa y Estados Unidos, expertos aseguran que esos hechos se inscriben dentro de la estrategia global del autoproclamado Estado Islámico (EIIL o ISIS) para llevar su terror a Occidente.

 

 

El terrorismo yihadista de ISIS pareciera estar mutando desde atentados planificados y ejecutados por células criminales integradas por radicales entrenados en Medio Oriente que luego regresan a sus países, a otros cometidos por individuos que no han tenido vínculos directos con grupos terroristas, pero actúan inspirados en su propaganda. Sin embargo, para las autoridades es difícil precisar su conexión con la yihad.

 

 

«Si hay un concepto que hay que descartar es el de ‘lobo solitario’, porque aunque son personas que a lo mejor no tienen una conexión logística directa con un grupo terrorista, sí forman parte de una red virtual y están viendo videos, algunas veces chateando con otros radicales y formando su identidad dentro de esos mensajes», afirmó Joseph Humire, experto en seguridad global, para quien los recientes ataques en Niza (Francia) y Orlando y San Bernardino (EEUU) concuerdan con estos parámetros.

 

 

«El yihadismo de tercera generación se diferencia, por ejemplo, del de las Torres Gemelas en el hecho que el terrorista actúa de manera independiente, en una suerte de franquicia del terror», señala Luis De Lion, especialista en derecho y en política internacional.

 

 

El mensaje «atacar dónde sea y cómo sea, en nombre del Islam» busca motivar a individuos vulnerables para convertirlos en potenciales terroristas en sus mismos países de origen. La idea es atacar al «enemigo» en su propio terreno. Es lo que unos analistas denominan «yihadismo de segunda o tercera generación».

 

 

«El yihadismo de tercera generación se diferencia, por ejemplo, del de las Torres Gemelas en el hecho que el terrorista actúa de manera independiente, en una suerte de franquicia del terror», señala Luis De Lion, especialista en derecho y en política internacional.

 

 

A través de la tecnología e Internet, la propaganda del ISIS puede llegar al potencial yihadista en su propia casa o barrio, en un proceso que los expertos han calificado como radicalización rápida.

 

 

«Estos jóvenes en no pocos casos terminan por mostrarse receptivos a la idea de que la única nación a la que en realidad pertenecen es la ‘nación del Islam’… Así se conecta identidad y terrorismo, «, plantea Fernando Reinares, investigador sobre temas de terrorismo del Real Instituto Elcano de Madrid, en un artículo para la revista Política Exterior.
«El Estado Islámico tiene una organización horizontal en el que todos están al servicio de una causa y una vez admitida y aprendida la función y sus objetivos, el yihadista de tercera generación no necesita órdenes superiores y directas para actuar», agregó De Lion.

 

 

La movilización yihadista en Europa ha alcanzado proporciones sin precedentes en los últimos años. La quinta parte de los combatientes extranjeros del ISIS en Irak y Siria proceden de Europa occidental. Son jóvenes descendientes de inmigrantes musulmanes que han tenido problemas para integrarse en las sociedades occidentales y no se sienten parte del país en el que viven.

 

 

El mensaje «atacar dónde sea y cómo sea, en nombre del Islam» busca motivar a individuos vulnerables para convertirlos en potenciales terroristas en sus mismos países de origen. La idea es atacar al «enemigo» en su propio terreno. Es lo que unos analistas denominan «yihadismo de segunda o tercera generación».
«Estos jóvenes en no pocos casos terminan por mostrarse receptivos a la idea de que la única nación a la que en realidad pertenecen es la ‘nación del Islam’… Así se conecta identidad y terrorismo, «, plantea Fernando Reinares, investigador sobre temas de terrorismo del Real Instituto Elcano de Madrid, en un artículo para la revista Política Exterior.

 

 

Para Humire, la falla también ha sido de índole político ante la falta de voluntad de los gobernantes europeos, durante años, para reconocer que tenían el problema dentro de casa.  «Europa siempre quiso separar Islam de terrorismo islámico, no quería unirlo como un mismo fenómeno y los terroristas explotaron eso», apuntó.

 

 

¿Qué hacer?

 

 

Ante el nivel de la amenaza terrorista el Gobierno de Francia, fuertemente golpeada por el yihadismo, ha advertido a sus ciudadanos que deberán vivir con el terrorismo por un largo tiempo. Lo ocurrido en Niza, el día de la Fiesta Nacional, marcó si se quiere un punto de inflexión respecto a la magnitud del riesgo que enfrentan y la manera de afrontarlo.

 

 

«Francia ha hecho muchos esfuerzos militares para atacar a los terroristas y, aunque tuvo algunos éxitos en forma táctica, estratégicamente no han conseguido tantos, entonces, creo que reconoce que para pelear contra este fenómeno vamos a tener que hacerlo de una forma ideológica y eso es una tarea de largo tiempo», consideró Humire.

 

 

No es por casualidad que Estados Unidos no ha registrado atentados islamistas grandes desde el 11 de septiembre de 2001 (11S). Las autoridades aprendieron mucho desde entonces, refiere Humire. No obstante, la guerra contra el terror pasa por la voluntad política para enfrentarla y eso aplica para todo el amenazado mundo occidental.
Entre otras cosas, los expertos recomiendan mejorar los sistemas de intercambio de información de inteligencia entre los Estados europeos. «El antiterrorismo europeo debe pasar de la cooperación a la integración», dice Reinares.

 

 

Pero también hay que «entender su red virtual (de los yihadistas) y empezar a neutralizarlos», a juicio de Humire.

 

 

Para De Lion «desde antes de ésta ola de ataques que comenzó con Charlie Hebdo, Francia era la democracia occidental que disponía del más pesado y amplio arsenal jurídico y administrativo para combatir el terrorismo… Hoy ha quedado demostrado que ese arsenal no es suficiente».

 

 

No es por casualidad que Estados Unidos no ha registrado atentados islamistas grandes desde el 11 de septiembre de 2001 (11S). Las autoridades aprendieron mucho desde entonces, refiere Humire. No obstante, la guerra contra el terror pasa por la voluntad política para enfrentarla y eso aplica para todo el amenazado mundo occidental.

 

 

 

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