Te sirves una pequeña copa de vino para acompañar el almuerzo, y justo cuando te recuestas en el respaldo de la silla para saborearla, la ves a ella (tu novia, tu esposa, tu pareja, lo que sea) con los ojos semi-cerrados y la cabeza gacha, mirándote con su mayor expresión de desaprobación. Un estudio muy reciente, realizado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla, vino a tu rescate, para darte una argumento coherente y sensato con que contestarle a ella, capaz de replicar su mirada, la más fatal de las sentencias.
Este estudio publicado en Journal of the Science of Food and Agricultura, concluye que el consumo moderado de Vinos de Jerez y Manzanilla es beneficioso para la salud, puesreduce en forma considerable los niveles de colesterol total en la sangre. En efecto, se observaron disminuciones en el colesterol total de entre un 24% y un 30%. Descenso que se debe, según el estudio, a la disminución del conocido colesterol malo o de baja densidad (LDL), al tiempo que aumentan proporcionalmente los niveles de colesterol bueno o de alta densidad (HDL).
Por estos beneficiosos resultados, los expertos afirman que los Vinos de Jerez y Manzanilla deben incluirse en la lista de vinos con efectos fisiológicos saludables, siguiendo un consumo moderado.
Ahora bien, no te ilusiones. El estudio te brinda argumentos para justificar una copita, pero si tus pretensiones son excusarte por litros y litros diarios de vino, lo siento, no hay estudio científico que te respalde. De hecho, los científicos insisten en refirmar la condición de un consumo moderado, entendiendo por ello una proporción aproximada de 1 mililitro por kilogramo de peso del consumidor. El consumo abusivo puede tener efectos contraproducentes en la salud, al igual que sucede con cualquier otro tipo de bebidas alcohólicas.
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