En medio de tantos problemas que tiene el país, ahora resulta que en la asamblea rojita se debate quién es más comunista. Pareciera un segmento muy malo de un programa cómico de televisión; de un lado acusan a un único diputado de estar en contra de la patria y del otro responden que no pueden “obligar” a nadie a pertenecer a un bloque.
Es un chiste malo porque no debería sorprenderle a la “bancada” del Partido Comunista de Venezuela que la mayoría abrumadora rojita (para que más le duela) quiera imponerle un único pensamiento y un único discurso, pues así es como estos partidos se manejan a escala mundial. Si no, que les pregunten a los cubanos o incluso a los soviéticos que todavía quedan por allí haciendo ruido.
El comunismo como organización política siempre ha tenido como característica que lo que hace, discute y decide la cúpula nunca debe ser rebatido ni opuesto. Es santa palabra sin ser santa, y así debe cumplirse.
¿Qué pasaría por la cabeza del único diputado que tiene el PCV en este parlamento rojito para decir algo que contraviene lo acordado solemnemente entre el triunvirato que mantiene el poder? ¿Le preocupa como representante de los militantes que aún le quedan que una ley como la del antibloqueo pretenda reprivatizar muchas de las propiedades y riquezas de Venezuela?
Pero más aún, ¿qué espera conseguir este único diputado al reclamar el derecho que tiene el PCV como partido de decidir si forma parte del “bloque de la patria”? ¿Durante todos estos años no se ha dado cuenta de que en lo que han sido más eficientes los rojitos es en imponer su criterio (siempre nefasto) sobre cualquiera? ¿Le va a extrañar cuando le cobren la única curul que obtuvieron como organización política en unas elecciones que no fueron tales? ¿Cree que por haber acompañado al régimen en esa comparsa compraron el derecho de decir lo que piensa el PCV?
Esto es una comiquita, una caricatura animada de esas que transmiten por televisión, porque está visto que el PCV no tiene intenciones de hacer oposición y no puede ser verdad que le caiga de sorpresa el bozal que pretenden ponerle.
Así que es mejor que no traten de desviar la atención con discusiones inútiles, ni siquiera para dar la impresión de que en ese hemiciclo existe libertad de debate y se ejerce la democracia.
Editorial de El Nacional
