Hace 12 días el Hospital Universitario de Caracas paralizó el análisis de biopsias por falta de reactivos. Hace 10 el director del centro de atención de la Universidad de los Andes denunció que este año solo han recibido 35 por ciento de las medicinas que necesitan.
Hace ocho días los médicos del Hospital Central de Barquisimetopararon actividades por falta de pago. En el Hospital Pedro Carrillo de Trujillo no dan más cita para pacientes con problemas de tiroides por falta de medicinas y médicos.
No sirve el tomógrafo del principal hospital de Los Teques (en el estado Miranda) y las fallas constantes en el administrador de anestesia tienen semiparalizadas las cirugías en el hospital de Los Magallanes, también en Caracas.
La sola enumeración de cada problema que atraviesan los establecimientos de salud venezolanos puede ocupar páginas enteras, pero su causa se resume en dos grandes dilemas: una gravísima escasez de medicinas, insumos y reparación de equipos médicos a la que se suma una falla estructural de personal médico.
El presidente de la Federación Médica Venezolana, Douglas León Natera, confirmó que la fuga de talento médico suma en los últimos años unos 13.000 profesionales, de los cuales 7.600 trabajaban para el sector público, impulsada por la inseguridad ciudadana, económica y falta de incentivos salariales.
Este dato trasciende la estadística si se toma en cuenta que, por ejemplo, en el principal hospital de niños de Caracas –el J. M. de los Ríos, que atiende a unos 800 niños al día– están pendientes unas 5.000 cirugías y solo cuenta con cuatro anestesiólogos (necesitan 20), según explica a EL TIEMPO el profesor Carlos Trapani, de la ONG defensora de derechos de niños y adolescentes (Cecodap).
Un informe de la Contraloría General de la República destaca que ese centro de salud trabaja con el 65,58 por ciento del personal que necesita.
Otro informe elaborado por la Universidad Central en el presente mes muestra que el Hospital Universitario de Caracas –uno de los más grandes del país– tiene a punto de jubilación al 60 por ciento de su personal sin posibilidad inmediata de renovación. Advierte que este año solo se le aprobó el 50 por ciento del presupuesto solicitado al Ministerio de Salud y asegura que “el escenario es el de una crisis humanitaria debido a que la provisión de salud es fragmentada, ineficiente y desordenada”.
A la forma calamitosa que comienza a tener la salud en Venezuela contribuye la sistemática escasez de medicinas, equipos e insumos médicos. Aunque en el país se solía producir (a partir de materia prima importada) buena parte de sus medicinas, la merma en esa producción es reconocida incluso por el Ministerio del Poder Popular para la Salud, que en su memoria y cuenta del año pasado concluyó que el sector público manufacturó poco más de 8 millones de unidades de fármacos aunque su objetivo era fabricar 18,7 millones.
“Mi amigo Tomás necesitaba una operación de cerebro y se la hicieron después de esperar dos meses en el hospital Pérez Carreño (en Caracas), pero se murió este lunes. Todo se fue retrasando porque las medicinas nunca se conseguían mientras los familiares todos los días debíamos comprar lo básico para su hospitalización, como los centros de cama y los pañales. Si usted viene con algo grave a un hospital puede darse por muerto”, contó a EL TIEMPO el señor Gilberto García.
Esa espera se cobró la vida de 10 pacientes con enfermedades cardiovasculares que esperaban ser operados en el Hospital Universitario de Caracas, a comienzos de este año.
La Asociación Venezolana de Distribuidores de Equipos Médicos y Afines ha dicho en tres informes diferentes entregados al parlamento venezolano, que la asignación de divisas para la importación de materiales y equipos ha caído en los últimos cuatro años.
En 2014 solo recibieron 254 millones de dólares aunque necesitaban más de mil millones, y durante 2015 no han recibido un solo dólar.
El diario ‘El Nacional’ reportó esta semana que la deuda de divisas que tiene el Gobierno con el sector farmacéutico aumentó solo durante 2015 unos 500 millones de dólares, lo que ya la convirtió en la impresionante cifra de 4.000 millones de dólares.
Nuevo plan de reparto
La desesperada búsqueda de medicinas fue este jueves respondida por el ministro de Salud, Henry Ventura -el cuarto ministro para esta cartera en dos años de gobierno de Maduro- con un nuevo mecanismo centralizado para su “repartición equitativa”: el Sistema Integrado de Acceso a Medicamentos. El sistema se supone que será “muy fácil” y pretende combatir el acaparamiento y reventa de medicinas. “Se le dirá a la farmacia, a la droguería, ahora usted va a distribuir según la necesidad del paciente”. Ventura, aunque no especificó a partir de cuándo funcionará, señaló que se aplicará primero a tres tipos de enfermedades, las cardiovasculares, endocrinometabólicas y las neurológicas y se implementará a través de las farmacias, ante las cuales las personas deberán registrarse “y en esa farmacia le va a llegar permanentemente su medicamento. (…) Es un sistema muy moderno que se enmarca en la lucha contra la guerra económica”.
VALENTINA LARES MARTIZ
Corresponsal de EL TIEMPO
Caracas.