Que un ciudadano exprese su llanto ante algo que él considera injusto es tan material informativo como la declaración del funcionario que promete, del candidato que ofrece, de la madre a la que el hampa le arranca a un hijo, del vocero del gobierno que amenaza, de los cuerpos policiales que reclaman sus derechos, de los vecinos rabiosos por pasar días sin energía eléctrica o sin agua.
Esto es lo que está en juego: la libertad de informar y de ser informado.
Esta filosofía ha provocado que algunos afectos al gobierno nos acusen de opositores, y otros antimaduristas nos tilden de oficialistas. Es el precio que se paga por respetar el balance y las múltiples voces. Sabemos que gracias a esto, desde hace 55 años mantenemos la fidelidad de un número importante de lectores.
Durante estos lustros nos hemos equivocado, y hemos rectificado. Publicamos fe de erratas y damos derecho a réplica cuando la situación lo amerita.
Las palabras “Yo prefiero que la gente entre y nos saquee, nos sale más barato”, del señor Hakim Raffai, son tan contundentes, sufridas, descriptivas y ubicables en internet, que no publicarlas era darle una bofetada al periodismo y a la libertad de información.
Si algún afectado por esta noticia quiere dar sus impresiones, como siempre, están nuestras páginas a la orden.
El presidente Nicolás Maduro amenazó a los dueños de este periódico por la nota en mención. Ante esta seria advertencia apelamos a nuestros valores: seguiremos en esta línea de balance, por respeto a nuestros lectores, a la profesión y al país. No continuar esta ruta sería autocensurarnos y esto es contrario al buen periodismo, a la seriedad y a la existencia de un sistema democrático.
Fuente: El Tiempo