Mucho se ha dicho acerca de la vinculación directa que tiene el té con la buena salud, numerosos estudios científicos avalan esta afirmación, tantos que sería imposible mencionarlos todos en el marco de este artículo, es por ello que su consumo avanza vertiginosamente, impulsado principalmente por aquellas personas que se cuidan, disfrutan verse y sentirse bien, y aman lo natural, pero a pesar de toda esta tendencia que se inclina hacia el bienestar físico, también existe una conexión no menos importante del té con la salud mental, derivada de la atención plena o mindfulness que se desprende de concentrarse en el ritual que implica infusionar sus hebras en agua caliente, catarlo posteriormente o simplemente beberlo, dejándose llevar por el disfrute y entregándose a las sensaciones de placer que produce.
El ritual de la preparación del té ha sido objeto de interés desde épocas remotas hasta nuestros días, la selección y organización de los utensilios, calentar el agua hasta la temperatura ideal, infusionar las hebras o saquitos, esperar que el té se tome su tiempo para expresar todas sus características organolépticas al contacto con el agua, requieren dejar la prisa de lado y esperar pacientemente el resultado desvinculándose de toda inmediatez, lo que repercute en una disminución sustancial de nuestros niveles de estrés.
Una vez preparado, nuestros sentidos agradecen tomarnos un tiempo para estar presentes en el aquí y ahora y sumergirnos en el ejercicio de la cata al observar los colores y tonalidades del té, deleitarnos con esos aromas que emanan de la taza e ir descubriéndolos cada uno poco a poco, por más que traten de esconderse, y finalmente, beber su licor lentamente y apreciar sus sabores delicados y naturales, ejercicio que nos hace plenamente conscientes del momento presente y nos lleva a un estado en el que nuestra mente está alerta y a la misma vez relajada, difícil de explicar con palabras pero muy fácil de sentir cuando hemos tomado suficiente té, producido principalmente por la estimulación de las ondas cerebrales beta debido a la teofilina del té, similar a la cafeína y de las ondas cerebrales alfa, derivadas de la acción de la L-teanina presente también en la Camelia sinensis.
Es así como tomar té se convierte en una experiencia placentera de relajación, concentración en el momento presente, estimulación de los sentidos y aumento de la sensibilidad y los sentimientos agradables, los cuales se consideran positivos para muchos aspectos de la vida, incluyendo la sexualidad, siendo la relación del té con esta última objeto frecuente de la curiosidad de muchos, lo que hace inevitable dejar de mencionar los resultados de un estudio realizado por expertos de la Universidad Southwestern en Georgetown, Texas, Estados Unidos, que revela que el contenido de cafeína, equivalente a la teofilina en el té, aumenta la libido en las mujeres y la L-teanina, aminoácido que ayuda al incremento de los niveles de dopamina, está relacionada con el aumento del deseo sexual tanto en mujeres como hombres.
Los amantes del té tendrán la última palabra según sus experiencias particulares, no obstante, sólo queda decir que, así como todos guardamos secretos, el té también los guarda y está en nosotros descubrirlos.
Jennifer Ramírez V.
Sommelier
@TomarTeVzla