No se trata de que el sistema democrático venezolano esté en terapia intensiva o que sus familiares estén cayéndose a gritos para determinar qué médico lo puede asistir. Más bien está desahuciado, así que ni eso lo ayuda. De lo que se trata esta vez es del tarjetón electoral con el que hicieron el simulacro el domingo, que prácticamente obliga a un voto “entubado”, es decir, sin posibilidad real de escoger.
Los que tuvieron la disposición de ir a probar el sistema electoral chavista que se usará el 21 de noviembre se toparon con un tarjetón bastante simple. Tan sencillo que no ofrece al elector información sobre los candidatos. Esto es grave.
La pantalla de la máquina de votación se llena de todas las tarjetas de los partidos que participan en estas elecciones. En esta primera instancia no aparece ningún nombre ni foto de ningún candidato. El elector solo puede escoger entonces una organización política y solo así se despliega la lista de candidatos de ese partido y la opción de votar.
Con esta modalidad se hace imposible que un votante pueda escoger un candidato de un partido y otro de una organización política diferente. Lo que llaman “entubado”, que quiere decir, un voto con los ojos cerrados por todo lo que propone ese partido. Por ejemplo, el ciudadano debería tener la opción de votar por el aspirante a alcalde de una tolda y los concejales de otra. Pero eso no es tan fácil de acuerdo con lo que programaron los técnicos el CNE.
Y la pregunta del momento es: ¿A quiénes cree usted que perjudica semejante sistema? A los opositores que no lograron ponerse de acuerdo y que van con candidatos por separado. Y esa es toda la intención de la administración chavista, porque por algo han jugado a dividirlos desde hace años. Claro, que ellos también han puesto su granito de arena para semejante estupidez.
Imaginen lo que va a pasar en un estado tan importante como Miranda, que engloba cuatro de los municipios más importantes del área metropolitana de Caracas. Si el elector pulsa la tarjeta de Primero Justicia en su municipio pero quería votar por los concejales de Voluntad Popular, tiene que hacer una maniobra especial para la que no tiene mucho tiempo y quizás nadie se la explique antes.
De acuerdo con los reportes que hicieron los medios sobre el simulacro del domingo, al marcar una tarjeta se llenan todas las opciones que esa propone; si quiere reformular algún cargo, debe pulsar la selección del cargo para que se vuelva a desplegar el tarjetón y allí escoger otra tarjeta para que al fin le presente la opción de voto cruzado. Esto tiene que repetirlo tantas veces como quiera combinar cargos. No hay que olvidar que es una megaelección: se eligen gobernador, diputados regionales, alcalde y concejales.
Es toda una maraña que inventaron y que contraviene directamente el artículo 16 de la Ley Orgánica de Procesos Electorales que establece el derecho de cada votante de escoger nominalmente a los candidatos de su preferencia, pero esto a ellos no les importa. Está bien claro que el objetivo de este CNE es complicar la elección para que todo se voltee a favor de la minoría chavista.
Qué triste que la oposición una vez más confió en una buena voluntad que no existe. Pero más triste aún es que a estas alturas estén peleando los que decidieron participar en estos comicios. Los resultados serán su absoluta responsabilidad. No vale echarle la culpa a la trampa que ya se sabía, sino más bien a la mezquindad.
Editorial de El Nacional