El Emérito regresa tras casi dos años en Abu Dabi. En el aeropuerto de Vigo sólo fue recibido por la Infanta Elena y el armador Pedro Campos, en cuya vivienda se aloja este fin de semana
El Rey Juan Carlos I ya está en España
Cuando el avión del Rey emérito entró ayer en el espacio aéreo español, el piloto del aparato puso por la megafonía el sonido que le llegaba desde la torre de control. «Majestad, bienvenido a España», proclamó el controlador aéreo, ante lo que Juan Carlos I no pudo reprimir las lágrimas, según fuentes cercanas al monarca.
Poco después, a las 19.13 horas de este jueves, aterrizaba en el aeropuerto de Vigo. El padre de la Transición, el salvador de la democracia tras el golpe de Estado del 23-F, el Jefe del Estado durante casi cuatro décadas llegó a su país en un vuelo privado, recorriendo el mismo camino que hizo el 3 de agosto de 2020, cuando abandonó España, también por tierras gallegas. Entonces se marchó apremiado por la Casa Real.
Después de años de escándalos, que comenzaron con el caso Nóos y una inoportuna caída en Botsuana y terminaron con la publicación de su vinculación a la fundación Lucum. Señalado por su propio hijo, quien en un comunicado renunció a cualquier herencia del padre, Don Juan Carlos tuvo que abandonar en silencio el país que había ayudado a construir tras la dictadura. Se marchó a Abu Dabi en un retiro que él pensaba temporal, mientras la Fiscalía investigaba sus movimientos y estudiaba si podía imputarle algún delito por los años que no había sido inviolable. Pero cuando el equipo de Dolores Delgadocerró las causas que tenía el Rey pendientes, sin ningún tipo de condena, lejos de poder volver a España, Don Juan Carlos envió una carta a su hijo en la que afirmaba que su deseo era fijar su residencia en Abu Dabi. «Es mi propósito organizar mi vida personal y mi lugar de residencia en ámbitos de carácter privado para continuar disfrutando de la mayor privacidad posible», rogaba.
Y así ha sido la vuelta del ex jefe del Estado, como la de un señor jubilado. Dos coches de la Guardia Civil y los mismos de la Policía Nacional hacían guardia frente a la entrada de autoridades del aeropuerto de Sanxenxo. Bastantes medios esperaban el avión Gulfstream G450 con matrícula de Aruba y operado por la aerolínea angolesa Bestfly, que traía al que había sido Rey de España. Ya no había investigación de la Fiscalía, ni motivo para esconderse.
Tal vez por eso la aeronave aterrizó a tiro de cámara de la prensa congregada. Don Juan Carlos, del que tan sólo habían trascendido tres fotografías a lo largo de estos casi dos años, bajaba solo del avión, después de dos escoltas. A pie de escalerilla, el hombre acostumbrado a ser recibido por una corte, a las alfombras rojas y los honores, se encontraba con la Infanta Elena, Pedro Campos y su esposa, Cristina Franze, que, con las manos entrelazadas, sonreía ante el abrazo del padre y la hija. Eso era todo. También quedó una leve reverencia de Doña Elena en el primer encuentro en España con su padre.
RETIRADA DE LA VIDA PÚBLICA
Don Juan Carlos, acostumbrado a coches oficiales y grandes dispositivos de seguridad, fue tratado este jueves como la persona privada que lo consideran en Casa Real desde que se retiró de la vida pública. Por eso se subió al coche de su amigo Campos y, escoltado por tan sólo dos vehículos, emprendieron el camino hacia la casa del armador gallego.
El Rey duerme en una habitación de un chalet unifamiliar en su regreso a España. Vuelve a casa, pero no a su casa. Y poco parece importar lo que vaya a hacer estos días de regatas en el mar, donde encuentra libertad, como confesó en 2012. Al cierre de esta edición, un pequeño equipo de seguridad de la Casa Real se había trasladado a Sanxenxo, pero no tenían órdenes de organizar nada de cara a este viernes, día en que Don Juan Carlos se expondrá a la prensa por primera vez en años, en la regatas.
Será la oportunidad de verle en movimiento, de saber cómo se encuentra, de que quizás conteste a la pregunta de si ha extrañado España, de si quiere volver a vivir aquí en algún momento. Ode por qué va a Zarzuela de invitado este lunes, si es verdad que no le dejan regresar de otra manera a su Palacio.
Porque los tres días que va a pasar Don Juan Carlos en Sanxenxo son la preparación al momento más incómodo para quien fuera Rey: volver a Zarzuela. El lunes se reunirá en la que era su casa con Doña Sofía, Don Felipe y otros miembros de la familia. Será un encuentro de no más de seis horas, que terminará con Don Juan Carlos camino al aeropuerto para coger otro vuelo privado rumbo a Abu Dabi.
Y tal vez entonces, después de cuatro días en España, en las ocho horas de vuelta a Abu Dabi, en un avión con sus escoltas, el Rey recordará aquel mensaje a la nación tras neutralizar el 23-F o aquel «lo siento, no volverá a ocurrir» tras Botsuana y los 39 años en un trono que ahora queda tan lejano.
Enviada especial
@marinapinau