La reunión de los ministros de Finanzas de la zona euro arranca en Bruselas con mal ambiente, profundo malestar y muy pocas expectativas. Por quinta veces en menos de 10 días, los titulares de Economía y Finanzas abordarán el tema griego, pero con un punto de partida totalmente diferente tras la decisión, anoche, del primer ministro heleno, Alexis Tsipras, de convocar un referéndum el próximo 5 de julio para votar sobre el acuerdo con las instituciones.
Hasta ayer, el objetivo de la reunión era discutir sobre la base de la última propuesta griega y la última de las instituciones. Ahora parece tener muy poco sentido, pues Tsipras ha movido ya ficha.
«Estoy muy negativamente sorprendido por la decisión del Gobierno griego. Parece que han rechazado la última propuesta y sobre esa base negativa ha convocado un referéndum recomendando el ‘no’ a los griegos. Es una triste decisión para Grecia que cierra la puerta a más conversaciones cuando estaba abierta. Escucharemos al ministro griego y hablaremos de las consecuencias», ha explicado el presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem,visiblemente molesto.
«Se complican las cosas, se han complicado. Es muy difícil continuar negociando en estas circunstancias. Hoy pretendíamos hacerlo. Las consecuencias de un referéndum es que se rompen las negociaciones», ha coincidido el español Luis de Guindos, quien ha advertido: «Cada vez estamos más cerca de que el Plan B se convierta en el Plan A», un mensaje durísimo que ha secundado el ministro finlandés.
«El Plan B se está convirtiendo en el Plan A», además de avisar de que «hay un claro consenso de que una extensión del programa está fuera de lugar», añadió Alex Stubb.
Se abren así para la reunión algunos escenarios:
– Las instituciones retiran la propuesta, todas las propuestas, para presionar a Atenas
– Negocian un poco más para que lo que salga de hoy sea lo que se vote el 5 de julio
– Las instituciones se asustan y aceptan la última propuesta griega
– Llegan a un acuerdo
– Solo negocian la extensión de la prórroga que ha pedido Tsipras
– Ignoran la petición de prórroga y ni se molestan en considerarla
– Sólo hablan de un ‘Plan B’, asumiendo que habrá impagos y control de capitales
Pero la mayoría de los conciliadoras parecen menos probables, por no decir imposibles, tras escuchar a los ministros europeos. Yanis Varoufakis ha optado por no hacer declaraciones a su llegada.
El secretario de Estado de Finanzas de Holanda, Erik Wiebes, ha sido muy claro: «No veo razones para una extensión del programa. La posición es muy clara y la fecha límite se conoce desde hace meses».
«El referéndum es una opción democrática de los gobiernos, lo que es muy desafortunado es el timing, el momento», ha coincidido Edward Scicluna, ministro maltés.
Una extensión del programa es complicada. La última, del 20 de febrero durante cuatro meses, costó tres Eurogrupos completos y muy tensos, y hubo un papel firmado y consensuado a duras penas. Tsipras quiere lo mismo en cuestión de 12 horas, y con las reservas de media Europa.
Además, las extensiones del programa tienen que pasar por al menos cuatro parlamentos (Alemania, Finlandia, Holanda y Estonia), que son, en principio, hostiles a la idea.
Una extensión por parte de las instituciones, sin pedir nada a cambio, podría ser sin embargo un movimiento clave de cara a la votación. Se percibiría como muestra de voluntad y podría empujar a muchos helenos a posicionarse por el ‘sí’. Pero las palabras, coordinadas, de los ministros de Finanzas del Partido Popular Europeo (Schäuble, Stubb, Guindos) deja muy poco margen, puestos todos han coincidido en que hay un «claro consenso» para no aprobarla.
El programa de rescate acaba el 30 de junio. Y si no hay acuerdo finaliza, con lo que Grecia pierde el acceso a los 7.200 millones de euros que tiene pendientes de cobrar. Además, el 30 de junio expira el plazo para que Atenas devuelva al FMI cerca de 1.560 millones de euros.
«Ha sido un movimiento extraño y contradictorio», ha lamentado el ministro de Finanzas belga, Johan Van Overtveldt, quien ha asegurado que los ministros «miraremos las pruebas, los resultados, y sobre la base de las conclusiones tomaremos acciones», antes de confirmar que ve muy poco probable una extensión.
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, no ha querido hablar de una extensión del programa. «Las instituciones siempre hemos mostrado flexibilidad ante la situación económica del país. El objetivo de lo que hacemos es devolver la estabilidad a la economía griega, su independencia financiera, como pasó en Irlanda o Portugal, y eso seguiremos haciendo. Par ello hace falta un equilibrio. De un lado reformas estructurales, profundas, para cambiar la economía, hacerla más productiva. Pero también consolidación fiscal, que lleva al crecimiento. Del otro lado, ayuda financiera por parte de los socios europeos. Hemos trabajado sobre esas líneas y seguiremos haciéndolo y trabajando», ha afirmado.
«Entramos con la idea de discutir, pero antes escucharemos al ministro Varoufakis», ha suavizado el francés Pierre Moscovici,comisario económico de la UE al ser preguntado por una posible prórroga del programa. «Luego se tomarán decisiones».