El partido Voluntad Popular, fundado por Leopoldo López (hoy confinado en su residencia y privado de sus derechos políticos), anunció este viernes pasado que no participará en las elecciones presidenciales aduciendo que no “convalidarán el fraude electoral” organizado por el régimen dictatorial de Nicolás Maduro y por el Consejo Nacional Electoral, que actúa directa y obedientemente bajo sus órdenes.
Se trata, pues, de una radical toma de posición que reduce en mucho las vacilaciones de la oposición ante el reto lanzado por Maduro al adelantar arbitrariamente la fecha de la convocatoria para elegir un nuevo presidente o confirmar por seis años más al actual mandatario. Esta última alternativa significaría, según los observadores, no solo más de lo mismo, sino que cerraría de una vez por todas cualquier camino que permita restablecer la democracia que tanto anhelan los venezolanos.
Para el partido Voluntad Popular (VP) es necesario exigir a las demás organizaciones opositoras que no convaliden unos comicios en los cuales todas las condiciones han sido impuestas a rajatabla por la cúpula del oficialismo para, de esa manera, garantizar el triunfo de un candidato que hace aguas por todas partes. Basta con revisar las encuestas llevadas a cabo hasta ahora para entender que, ante el inmenso fiasco del gobierno del PSUV y de Nicolás Maduro, no tiene ninguna posibilidad de ganar y retener el poder por seis años más, lo cual –Dios nos proteja– arrasaría con lo poco que queda de institucionalidad.
Voluntad Popular hace hincapié en la torpeza del régimen de Maduro en fingir un proceso electoral mientras paralelamente mantiene a todo vapor sus políticas represivas violando de esa manera, sin ceder ni un ápice, los derechos humanos y despreciando los llamados de la comunidad internacional para que dé marcha atrás en sus prácticas antidemocráticas. “Quien se inscriba con estas condiciones estará haciéndole un favor a la dictadura”, expresó la organización política en un comunicado publicado por los medios de comunicación que todavía sobreviven ante la serie de restricciones impuestas por la camarilla civil y militar que busca perpetuarse en el poder a toda costa.
No se trata de votar o abstenerse, sino de meditar si vale la pena caer en esta trampa preparada con alevosía por experimentados pilluelos electorales, como ha quedado patente en los anteriores comicios cuyos resultados fueron retorcidamente manipulados por estas pícaras estrellas del engaño. Incluso si se les gana en condiciones de igualdad, procederán a actuar como en diciembre de 2016, cuando sin rubor alguno talaron los triunfos y frenaron la posibilidad de equilibrar los poderes tal como deseaban los ciudadanos.
Resulta oportuna esta posición fijada por Voluntad Popular en tanto que establece de hecho un tiempo inmediato para que el resto de los integrantes de la Mesa de la Unidad Democrática definan su parecer sobre este punto fundamental. Prolongar esta incertidumbre no solo es un error mayúsculo, sino que, paralelamente, desorienta y desmoraliza a las fuerzas que resisten día a día las jugarretas electorales del oficialismo y el manifiesto afán de Maduro por protegerse con un chaleco de votos trucados.
Editorial de El Nacional