El primer Iron Man de la historia, mejor dicho el Iron Hand (la mano de hierro), fue el romano Marcus Sergius.
Marcus Sergius, bisabuelo de Lucius Sergius Catilina (Catilina), fue un general de Roma que luchó en la Segunda Guerra Púnica contra Aníbal. Luchaba codo con codo con los legionarios y fue herido en 23 ocasiones hasta que le amputaron la mano derecha. Lo normal habría sido retirarse de la primera línea, pero la idea de Marcus era continuar luchando. Se puso en manos de los mejores herreros e hizo fabricar una “prótesis” para poder sujetar el escudo. Así lo hicieron y volvió a la batalla… hasta que cayó prisionero de los cartagineses. Tras 20 meses de cautiverio consiguió escapar y regresó a Roma.
Ya retirado del ejército, trató de ser sacerdote pero no pudo… no tenía las dos manos. La prótesis sólo servía para sujetar el escudo.
Fuente: Culturizando