El presidente interino de Corea del Sur, Choi Sang-mok, dijo este lunes que está «desconsolado» por el trágico accidente aéreo que se produjo en la víspera y que ha dejado 179 fallecidos y solo dos personas con vida.
«A los honorables ciudadanos de nuestra nación, como presidente interino, mi corazón se duele al enfrentarnos a esta tragedia imprevista en medio de las recientes dificultades económicas», dijo Choi durante una reunión de control de desastres celebrada hoy en Seúl.
El presidente interino dijo que se revelará «de forma transparente» el progreso de la investigación del accidente y se mantendrá informadas a las familias.
Choi, quien también se desempeña como viceprimer ministro de asuntos económicos y ministro de Finanzas, asumió el papel de liderazgo interino el viernes después de que la Asamblea Nacional (Parlamento) suspendiera las funciones del anterior presidente interino, el primer ministro Han Duck-soo.
Durante la reunión, Choi también ordenó al Ministerio de Transporte que realice una inspección de seguridad de emergencia de todo el sistema operativo de las aerolíneas del país.
El Ejecutivo surcoreano ha declarado un período de luto nacional de siete días hasta la medianoche del sábado y se establecerán altares conmemorativos en el lugar del accidente y en 17 ciudades y provincias, incluidas Seúl y la ciudad suroccidental de Gwangju.
El domingo, el vuelo 7C2216 de la surcoreana Jeju Air estalló tras aterrizar y salirse de pista en el aeropuerto de Muan (suroeste) y se saldó con 179 muertos y solo dos supervivientes, lo que supone el peor siniestro de la aviación civil ocurrido jamás en suelo surcoreano.
El accidente se produjo alrededor de las 9:03 (00:07 GMT), cuando el avión, un Boeing 737-800 que había partido horas antes del aeropuerto Suvarnabhumi de Bangkok (Tailandia), aterrizó en Muan (290 kilómetros al suroeste de Seúl) sin tener el tren de aterrizaje desplegado y acabó chocando contra un muro, lo que hizo que el aparato estallara.
A bordo viajaban 181 personas, seis de la tripulación (piloto, copiloto y cuatro auxiliares) y 175 pasajeros, de los que 173 eran surcoreanos, en su mayoría personas que retornaban de vacaciones en familia, y dos de nacionalidad tailandesa.