La Asociación Venezolana de Derecho Tributario (AVDT) cerró su XXI Jornada con un diagnóstico severo sobre la estructura fiscal que recae sobre el consumo masivo en Venezuela. El encuentro, con participación nacional e internacional, puso en evidencia lo que los especialistas llaman «fiscalidad oculta»: un entramado de tributos que, lejos de ser transparentes para el ciudadano común, terminan encareciendo bienes y servicios y erosionando la competitividad de la economía.
El abogado especialista en derecho tributario, Daniel Betancourt, explicó que uno de los principales problemas es el Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF). A diferencia del IVA, este tributo es plurifásico y acumulativo, lo que significa que se aplica en cada tramo de la cadena de comercialización.

“No es cierto que el consumidor final solo paga el 3% cuando compra en dólares; lo que se acumula en la cadena es mucho más”, señaló. El resultado es un efecto cascada que incrementa los costos de producción y distribución, trasladándose finalmente al precio de venta.
Aunque su aporte a los ingresos ordinarios del Estado es marginal, el IGTF se ha convertido en un obstáculo para la reducción de precios y para la competitividad empresarial. Su permanencia, advierten los expertos, genera distorsiones que afectan tanto a grandes compañías como a pequeños comerciantes.
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