A pesar de los muchos desaciertos que le endilgan sus críticos y del hecho de que aparezca casi siempre sonriente y con un muy bien lavado rostro depánfilo, no se trata de un tonto. Al contrario. Por cómo se ha movido en los escenarios internacionales después de culminada su gestión como jefe del gobierno español, semeja más bien uno de esos despistados que saben administrar muy bien su cara de mosquita muerta.
Valido de ese camaleónico don ha podido granjearse una destacada reputación como conciliador en tiempos de crisis. En tal calidad puso sus buenos oficios a disposición de entidades como la Internacional Socialista que, no teniendo nada mejor que hacer, son una suerte de bomberos voluntarios para apagar fuegos en cualquier parte, menos en sus patios.
Lo que no se entiende es cómo, habiendo estado por aquí con anterioridad su correligionario Felipe González, Zapatero no se haya enterado de lo complicado y grave de la situación venezolana. Además, que no haya entendido la lógica del referéndum revocatorio consagrado en la Constitución de Venezuela, una prerrogativa ciudadana a la que no se puede renunciar así como así, solo porque a un listillo del PSOE que no reporta al canciller García Margallo ni a un funcionario del gobierno del PP cabe preguntarse qué carne cuida el zamuro se le ocurre que todavía por acá se puede cambiar oro por espejitos, que es lo que más o menos pretendía ese adelantado si uno se atiene a las diversas informaciones que, al respecto, se han publicado dentro y fuera del país.
El gobernador de Miranda, Henrique Capriles, receloso ante las iniciativas e intenciones del gobierno, ya le habría advertido al ilustre mediador hispano que, como decimos en términos coloquiales, a lo mejor lo estaban vacilando yque si se descuidaba podía caer en una trampa. Esa percepción del ex candidato presidencial de la MUD fue certeramente interpretada por Rayma en una caricatura en la que, con cuerpo de conejillo y rostro de comeflor, aparece Zapatero rodeado de cepos a la espera del menor movimiento para darle cacería.
En España, el diario ABC informó que Zapatero admitía su fracaso y que la oposición venezolana creía que el ex presidente debía cancelar su misión.
Ahondando en la noticia, el periódico agregó: Que el gobierno permitiera a Zapatero visitar a López, cuando no lo ha podido hacer ninguna otra misión internacional, muestra la urgencia de la dirección chavista para desactivar la aplicación de la Carta Democrática en el seno de la Organización de Estados Americanos.
No ha sido, pues, para nada exitosa la faena de ZP, más injerencista que concertadora. Ha quedado muy mal parado en su papel de árbitro independiente; un petardo, se diría, ha puesto, entre otras cosas, porque canalizó su diligencia en una sola dirección, actuando casi que como mandadero de Maduro y su pandilla.
¿A cuenta de qué podía, entonces, la disidencia traicionar las aspiraciones del soberano? Su fiasco ha puesto en entredicho sus artes de métome-en-todo.
La puso de entrada y salida: ha hecho un enorme papelón.
Editorial de El Nacional