Francisco inició el miércoles de esta semana en Lisboa la 42 visita apostólica de su papado, de la que espera salir rejuvenecido y con el ánimo de seguir «agitando las cosas». Operado en junio de una dolencia intestinal, el primer Papa suramericano de la historia es el de mayor edad –el 17 de diciembre cumplirá 87 años– en estar presente en la Jornada Mundial de la Juventud, que se reanuda después de la pandemia del covid y que espera congregar centenares de miles de jóvenes de todas partes del mundo en la capital portuguesa.
En su discurso de apertura ante las autoridades locales, el cuerpo diplomático y la sociedad civil, Francisco se identificó con un canto que adoran los portugueses, según el cual Lisboa tiene olor de flores y de mar, y sus habitantes y los del país entero frente a ese océano que delimita los continentes, y fue en tiempos remotos el fin del mundo conocido, han reflexionado sobre «los inmensos espacios del alma y el sentido de la vida en el mundo».
Lisboa, dijo, puede sugerirnos un cambio de ritmo y recordó que en 2007 se firmó allí el Tratado de Reforma de la Unión Europea para afirmar la promoción de la paz, sus valores y el bienestar de sus pueblos y, aún más, su compromiso a contribuir a la paz, la seguridad, el desarrollo sostenible del planeta, la solidaridad y el respeto mutuo entre todos los pueblos.
Esa introducción sentida y poética le permitió al Pontífice reclamar el surgimiento de la “verdadera” Europa, constructora de puentes hacia el Mediterráneo, África y el Oriente Medio, que fue capaz el siglo pasado de encender la chispa de la reconciliación “para construir el mañana con el enemigo de ayer”.
“Mirando con cariño sincero a Europa, nos saldría espontáneo preguntarle: ¿Hacia dónde navegas, si no ofreces procesos de paz, caminos creativos para poner fin a la guerra en Ucrania y a tantos conflictos que ensangrientan el mundo?”. Luego descubrió que sueña con una Europa corazón de Occidente, que utilice su ingenio para apagar focos de guerra y “encender luces de esperanza”.
Propone entonces el Papa una Europa que incluya a los pueblos y las personas sin pretensión de colonización ideológica y respetando cada cultura, en alusión crítica a poderes existentes sin necesidad de mencionar los que disputan la hegemonía del mundo globalizado.
El viaje papal se prolongará hasta el domingo y en la agenda están también otras preocupaciones hacia lo interno de la congregación católica como el espinoso asunto de los abusos de menores, que los obispos locales minimizaron durante mucho tiempo. De Portugal. Francisco volverá al Vaticano, con su séquito y más de 70 periodistas que dan cobertura a la gira, y a fines de mes comenzará una visita sin precedentes a Mongolia.
Editorial de El Nacional