El Papa Francisco sorprendió a su propio maestro de ceremonias el viernes al confesar sus pecados a un sacerdote común en la Basílica de San Pedro.
El Papa presidía una misa para mostrar la importancia que le da al sacramento de la reconciliación, conocido comúnmente como confesión.
Tras leer un sermón, el Papa debía escuchar confesiones de los fieles al igual que unos 60 sacerdotes presentes en la inmensa iglesia.
Su maestro de ceremonias, monseñor Guido Marini, le indicó al Papa un confesionario vacío pero el pontífice se dirigió a otro, se arrodilló frente a un sorprendido sacerdote y se confesó durante unos minutos.
Luego escuchó a varios fieles en el confesionario que le había indicado Marini originalmente.
El Papa se confiesa con regularidad pero en privado.
Fuente: GV