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El Papa pide en Araucanía reconocimiento de indígenas pero sin violencia

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El Papa pide en Araucanía reconocimiento de indígenas pero sin violencia

 

Los indígenas mapuches, la etnia más importante de Chile, denuncian discriminación y abusos y reclaman la restitución de territorios ancestrales hoy en manos privadas.

 

 

 

 

El Papa recordó que en el aeródromo de Maquehue «tuvieron lugar graves violaciones de derechos humanos» durante dictadura de Pinochet

 

 

El saldo de las protestas en Chile contra la visita papal es de un policía herido, tres templos católicos y uno evangélico con daños de diversa consideración

 

 

 

Temuco, Chile.- El papa Francisco instó este miércoles desde Temuco, en la región de la Araucania, cuna de los mapuches, la defensa de todas las culturas indígenas, pero también el fin de la violencia, durante su homilía en el aeródromo de Maquehue.

 

 

«La defensa de la cultura del reconocimiento mutuo no puede construirse en base a la violencia y destrucción que termina cobrándose vidas humanas. No se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro», fue el mensaje que lanzó en un momento de nuevos brotes violentos por las reivindicaciones de los mapuches, señaló Efe.

 

 

La ceremonia comenzó con una rogativa de una representación de los mapuches y Francisco inició también su homilía hablando en mapudungun, la lengua de este pueblo originario: «Mari, Mari» (Buenos días) y continuó «Küme tünngün ta niemün» (La paz esté con ustedes).

 

 

 

Ante decenas de miles de personas, agradeció poder haber visitado la Araucanía, alabó su belleza y saludó «de manera especial a los miembros del pueblo mapuche, así como también a los demás pueblos originarios que viven en estas tierras australes como los rapanui (de la Isla de Pascua), aymara, quechua y atacameños, y tantos otros».

 

 

 

Utilizando un verso de la canción de Violeta Parra, «Arauco tiene una pena que no la puedo callar, son injusticias de siglos que todos ven aplicar», el Papa quiso destacar que esta tierra, la más pobre de Chile, está también llena «de pena y dolor».

 

 

 

Y al respecto también recordó que en este aeródromo de Maquehue «tuvieron lugar graves violaciones de derechos humanos», en referencia a que en este lugar hubo un centro de detención y tortura durante los años de la dictadura.

 

 

 

«Esta celebración la ofrecemos por todos los que sufrieron y murieron, y por los que cada día llevan sobre sus espaldas el peso de tantas injusticias», señaló.

 

 

El resto de la homilía, Francisco la dedicó al tema elegido para esta misa, el de la unidad de los pueblos, en un momento de constante tensión en la Aracaunía.

 

 

 

Aseguró que «la unidad no es un simulacro ni de integración forzada ni de marginación armonizadora» y que «la riqueza de una tierra nace precisamente de que cada parte se anime a compartir su sabiduría con los demás».

 

 

 

Y destacó la necesidad de que cada pueblo aporte sus riquezas y deje de lado «la lógica de creer que existen culturas superiores o inferiores».

 

 

 

Para remarcar su concepto puso el ejemplo de un bello «chamal» , que «requiere de tejedores que sepan el arte de armonizar los diferentes materiales y colores. Se podrá imitar industrialmente, pero todos reconoceremos que es una prenda sintéticamente compactada»

 

 

 

Y pidió entonces «auténticos artesanos que sepan armonizar las diferencias en los talleres de los poblados, de los caminos, de las plazas y paisajes».

 

 

 

Francisco pasó entonces a condenar la violencia, en una clara referencia a lo ocurrido en pasado y a los últimos episodios en esta región, aunque sin citarlos.

 

 

 

Dijo que existen dos formas de violencia que amenazan los procesos de unidad y reconciliación.

 

 

 

La primera, citó, «es elaborar acuerdos que nunca llegan a concretarse y que es violencia, porque frustra la esperanza», y el segundo es el uso de la violencia .

 

 

«La defensa de la cultura del reconocimiento mutuo no puede construirse en base a la violencia y destrucción que termina cobrándose vidas humanas. No se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, porque esto lo único que despierta es mayor violencia y división», argumentó.

 

 

 

Y agregó que «la violencia termina volviendo mentirosa la causa más justa».

 

 

Exhortó así a buscar «el camino de la no violencia activa, como un estilo de política para la paz».

 

 

 

Concluyó esta ceremonia plagada de elementos indígenas, pidiendo «a los hijos de esta tierra que sean artesanos de unidad».

 

 

 

Algunas organizaciones de Derechos Humanos habían pedido a la organización que la misa del Papa no se celebrara en este lugar por el recuerdo negativo que tenía.

 

 

 

Por el momento, el saldo de las protestas contra la visita papal es de un policía herido, tres templos católicos y uno evangélico con daños de diversa consideración, y vandalismo a tres helicópteros de empresas forestales, según autoridades chilenas.

 

 

 

Los autores dejaron panfletos en las iglesias alusivos a la demanda mapuche que exige la restitución de tierras.

 

 

 

Los indígenas mapuches, la etnia más importante de Chile, denuncian discriminación y abusos y reclaman la restitución de territorios ancestrales hoy en manos privadas.

 

 

 

Después de la liturgia, el Papa se reunió con un grupo de indígenas, cuyas identidades aún no fueron reveladas por la organización del encuentro, para posteriormente regresar a Santiago.

 

 

EFE/AFP

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