El fútbol, hoy en día, son muchas cosas que no solo se ciñen a los asuntos estrictamente deportivos. Menos aun cuando firmas por un club de la dimensión del Bayern de Múnich, uno de los colosos del fútbol mundial como el propio Barça, el Real Madrid o el Manchester United.
También Pep Guardiola se ha tenido que amoldar a algunas de estas cosas, detalles que no han pasado desapercibidos para los que siguen la carrera del técnico de Santpedor desde muchas décadas.
LOS CAMBIOS
Así, por ejemplo Pep, un hombre habitualmente de Nike, ha tenido que adaptarse a su nuevo club y vestir las prendas de Adidas cuando luzca ‘sportwear’. Igualmente, el vehículo que utilizará en los próximos años, cuando los aficionados lo vean conducir en alguna circunstancia relacionada con el Bayern, llevará el emblema de los cuatro aros de ‘Audi’.
La explicación es muy simple y lógica. No hace falta ser muy avispado para deducir que en los acuerdos contractuales entre Guardiola y el Bayern se incluyeran cláusulas en las que, a cambio de las cantidades establecidas, Pep deba utilizar productos de las empresas que patrocinan a la entidad.
Deutsche Telekom, Coca-Cola, Lufthansa, Nikon, Siemens, Sony Ericsson… son también marcas asociadas al gigante bávaro que en un momento determinado pueden obligar al staff técnico o a los integrantes de la plantilla a atender los típicos compromisos de imagen.
LOS DUEÑOS
Pero en estos dos casos, la diferencia radica en que la multinacional alemana de ropa deportiva y su homónima automovilística son dos de los principales accionistas de la sociedad. Adidas, en 2002, se hizo con el 10 % de las acciones a cambio de 77 millones de euros que ayudaron a la construcción del nuevo Allianz Arena, convirtiéndose en el máximo accionista.
Ya en el 2009, fueAudi la que se unía al accionariado al pagar 90 millones por un paquete de 2,5 millones de acciones que suponen el 9,09% del total. Evidentemente, la marca de los cuatro aros es el segundo accionista de la compañía que posee ahora el Bayern de Múnich.
Así que Pep, además de cambiar Barcelona y Nueva York por Múnich y sus alrededores, también ha tenido que realizar algunos otros cambios. En cualquier caso, nada traumáticos ni decisivos para su tarea profesional. Es bien sabido que Guardiola siempre se empapa de la cultura y las costumbres de los lugares en los que se instala, como ya hizo en Italia o en Oriente Medio. Y en los asuntos contractuales, como todos los deportistas de élite, debe asumir la premisa de que el marketing es el marketing y el fútbol es el fútbol. Hasta cierto punto.
Fuente: Sport.es
