Bastó con el fuerte y justo reclamo que hiciera Henrique Capriles ante la opinión pública para que se aclaren todas las dudas sobre los resultados del proceso electoral y no se siga dando largas al asunto, para que se activaran todos los viejos mecanismos que Fidel Castro y su hermano Raúl han empleado siempre en Cuba cada vez que sienten su poder amenazado.
Aquí, como alumnos de la escuela de propaganda cubana, de inmediato montaron el mismo circo: una amenaza de abrir un juicio contra el candidato de la oposición, precedido de la captura de un supuesto agente extranjero especializado en preparar disturbios y entrenar a los estudiantes venezolanos, como si estos últimos no tuvieran la experiencia suficiente de décadas de protestas, incluso desde la lejana y mal llamada cuarta república.
Parece que el famoso agente extranjero es un jovencito, según lo describió el «director de la policía política, Miguel Rodríguez Torres». Al experimentado agente extranjero que iba a destruir el Gobierno no le pasó por la cabeza sino una brillante idea: huir del país por el aeropuerto de Maiquetía mostrando su pasaporte y el respectivo billete de avión en clase turista porque la Business Class está reservada en su mayoría para los pasajeros de la revolución bolivariana. Seguramente que mientras capturaban en la puerta de embarque al peligroso espía, por la otra puerta destinada a permitir la entrada a visitantes VIP, altos jerarcas y embajadores, se colaban decenas de chinos.
Pero si lo que buscaban era distraer con un desteñido y deshilachado trapo rojo la grave denuncia de Capriles contra Maduro y el rotundo ultimátum del candidato opositor lanzado contra la cúpula del Consejo Nacional Electoral, pues les ha resultado todo lo contrario. Ayer el diario El País, de Madrid, le ha dedicado un editorial al caso Venezuela donde no deja títere con cabeza, y aclara ante la opinión pública, no sólo española sino también latinoamericana, las chapuzas del gobierno de Maduro y de la directiva del CNE para tratar de esconder los verdaderos resultados electorales.
Y para colmo de males para Maduro, los medios de comunicación de América Latina se hicieron eco de la amenaza de encarcelar a Henrique Capriles si la gente seguía protestando en las calles, como si la ira popular no la hubieran provocado ellos con su comportamiento antidemocrático y por el aparato que montaron con dineros del Estado para distorsionar el voto popular.
Y tanto les salió el tiro por la culata que no hubo agencia internacional de noticias que no trasmitiera al exterior despachos extensos y pormenorizados sobre lo que está ocurriendo en nuestro país.
La AP, por ejemplo, recoge unas palabras de Diosdado Cabello en las cuales «ratificó sus duros señalamientos contra Capriles, a quien acusa de asesino y fascista». Si ese es el lenguaje del presidente de la Asamblea Nacional… ¿qué se puede esperar del resto de los funcionarios?
Fuente: EN
Editorial de El Nacional