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El miedo a las fantasías sexuales

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El miedo a las fantasías sexuales

Las fantasías se imponen, surgen y producen múltiples efectos: celos de la pareja, excitación y temor, aunque también, aumentan el deseo.

 

Producto de nuestra imaginación y deseo, las fantasías se imponen, surgen y producen múltiples efectos: celos de la pareja, excitación y temor, aunque también, aumentan nuestro deseo.

 

«¿Para qué me pregunta mi mujer las fantasías sexuales, si después comenzamos a discutir sobre si la sigo queriendo a ella o si ya me cansé de amarla y estoy buscando a otra? Le repito varias veces que ella me encanta y que sólo la quiero a ella; pero sigue con el interrogatorio cotidiano. ¿Por qué lo hace?»

 

Escena de celos que les sucede a muchas mujeres y a bastantes hombres. Las razones pueden ser diversas: controlar la calidad del proceso del amor para ver si siguen siendo los favoritos y no se dan cuenta que ellas y ellos también son beneficiarios del incremento de la pasión que generan las fantasías sexuales que se usan en diferido con la persona amada según el slogan: «Fantasee ahora. Excítese después.»

 

«No sé cómo conformar a mi mujer. Me pregunta si tengo fantasías sexuales. Si le digo que sí, quiere saber cuáles son. Como fantaseo con chica lindas, hay pelea. Si se las niego, me siento mal conmigo mismo porque no quiero mentirle. ¿Qué debo hacer?»

 

Ello se puede deber: al temor que tiene al abandono: asegúrele que son dos sentimientos diferentes los fantaseados y los reales; a una baja autoestima: dígale cuánto le importa ella y cuánto la desea; si la comunicación verbal entre ustedes es escasa, deberían conversar más acerca de qué significa cada uno para el otro, más allá de las conductas y los gestos; por ignorar que de las fantasías a las realidades hay un largo trecho. En pocas ocasiones las fantasías se llevan a cabo porque siempre son más ricas que la realidad.

 

Mientras los hombres expresan con enorme libertad sus fantasías, las mujeres a veces se confunden y creen que del dicho al hecho hay apenas un paso. ¿Qué diferencia existe en lo que se fantasea y lo que se desea en realidad? Acaso, eso con lo que una persona se excita en su mente ¿es algo que no se anima a llevarlo a cabo?

 

Diferencia entre fantasía y realidad

 

Existe una gran confusión: se piensa que si una mujer fantasea con estar con otra mujer en la cama, eso significa que en realidad es lesbiana; lo mismo sucede en el caso del hombre que fantasea con otro hombre. O que si una mujer quiere estar con otro que no sea su marido, es porque no desea más a éste. Sin embargo, nada de esto es tan rotundo. La mente es un sitio donde el límite entre realidad y ficción no existe, por lo que dejar al libre albedrío todos los episodios que se sueñan despierto nada tiene de malo.

 

La mente es muy poderosa y el deseo sexual justamente aparece en nuestros cerebros, donde la fantasía sexual nos sirve como el más penetrante de los afrodisíacos, desencadenando en nuestras cabezas el deseo sexual. Todos fantaseamos, ya sea consciente o inconscientemente, y es un comportamiento completamente normal para los humanos. Se la puede definir a la fantasía sexual como una imagen mental que podemos crear respecto a una persona, objeto o situación que puede provocarnos excitación sexual.

 

¿Llevarlas a cabo, o no?

 

Es más habitual que queramos mantener las fantasías en nuestra imaginación a que busquemos hacerlas realidad. Sin embargo, algunas parejas deciden hacer realidad algunas fantasías que comparten. En estos casos, es muy importante que se tenga en cuenta que jamás será lo mismo lo fantaseado a lo vivido. Algunas fantasías se prestan a ser compartidas y otras no. Compartirlas favorece la intimidad y comprensión de la pareja. Muchas parejas, luego de varios años de relación, descubren que sus fantasías poseen el mismo contenido. Otras eligen no compartirlas por temor a que su compañero se sienta molesto o incómodo o que se menoscabe el estímulo que antes ejercían o por miedo de que el otro reciba una imagen deformada de nuestras preferencias.

 

Las fantasías sexuales surgen de nuestra imaginación, de nuestra memoria y de nuestro aprendizaje corporal. Nos hacen la vida más amable, aunque si son negativas, pueden hacernos desdichados, creyendo que no merecemos ni ser amados ni gozar. Por eso, el análisis de las fantasías requiere cierto «arte» para no tomar al pie de la letra lo que quieren decir. Pueden ser tanto expresión de deseo como una película protectora que distrae nuestra vida mental en momentos en que es más importante sentir que razonar.

 

Más allá de cuál sea el contenido, muchas fantasías son deseos sexuales de cosas a las que cualquier ser humano tiene derecho, aun cuando sexualmente esté satisfecho.

 

Fuente: Minuto 1

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