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El mensaje de Navidad de “Chúo” Torrealba

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El mensaje de Navidad de “Chúo” Torrealba

Es 24 de Diciembre de 2014, y escribo estas líneas cuando aun no son las 5:45 de la tarde.  En Venezuela el cielo ya esta muy oscuro, producto de una de las “genialidades” del gobierno anterior que el gobierno actual no quiere llamar “gobierno anterior” porque quiere dar la impresión de que es el mismo gobierno, lo que no es verdad aunque si es cierto que es el gobierno de los mismos.  ¿Enredado, no? Los venezolanos nos entendemos…

 

Los que vivimos en esta Tierra de Gracia en desgracia temporal atravesamos una época extraña, que únicamente el almanaque identifica como “Navidad”.  Es una Navidad con colas en vez de misas de aguinaldo (las colas las decretó el desabastecimiento, las misas de aguinaldo las abolió el hampa); Una Navidad con gente en las calles buscando desesperadamente no pasas o aceitunas, sino detergente y papel higiénico;  Una Navidad en la que el tradicional “operativo de seguridad” este año contará con 130 agentes menos, pues fueron asesinados por el hampa en Caracas durante los 12 meses anteriores;

 

Una Navidad con “cementerios vivientes” en vez de nacimientos vivientes, porque esos son las cárceles venezolanas.  Una Navidad, en fin, con estudiantes encadenados en una plaza en solidaridad con estudiantes secuestrados en calabozos, en un país donde 9 de cada diez delincuentes están impunes en las calles, según cifras del propio gobierno…

 

Pero no es esta Navidad una más de las últimas 15 navidades saboteadas por un gobierno enemigo de la Paz.  En realidad, esta Navidad recuerda una canción del primer Willie Colón, aquel que era llamado “El Malo” no precisamente por la manera en que tocaba el trombón.  Esa canción se llama “Todo tiene su final”.  En efecto, es así. En la calle y en el barrio, en los comercios y en las pocas empresas que quedan operativas, la gente lo dice de otra manera, pero lo dice: “Que va, esto no se aguanta, esto no dura…”  Lavoe lo soneaba de esta forma: “Todo tiene su final/nada dura para siempre/tenemos que recordar/ que no existe eternidad…”  En esencia, se trata de lo mismo: “El tiempo de Dios es perfecto”, pero la gente ya esta dispuesta a echarle una mano a Dios, como quien dice, pues, “una ayudaíta”, por aquello de “ayúdate, que yo te ayudaré”.

 

No se trata ya de que el gobierno este desprestigiado, pues no puede desprestigiarse más.  El punto no es que su gestión sea “mala”, porque no puede ser malo lo que no existe. Hasta para poder seguir perdiendo popularidad el gobierno todos los días le quita alguna prestada al líder difunto.  Pero con todo lo patético que es lo ya afirmado, el fondo del problema no es ése.  La verdadera esencia del asunto es que, con un barril de petróleo a menos de 60 dólares, y con un bolívar irónicamente llamado “fuerte” a mas de 170 por dólar, la base de sustentación económica del gobierno se fracturó y está en caída libre.  Así de simple. El edificio se esta cayendo, y con nosotros adentro.

 

A una Venezuela así esta a punto de llegar ese Divino Niño, aquel que Herodes –si hubiera sido lo suficientemente canalla- habría llamado “Alias El Chúo”.  A esta Venezuela ya en transición llega el Hijo de Dios para recordarnos que no tengamos miedo, que el único reino eterno es el de Su Padre, que a la hora del grito de protesta y del voto castigo hay que darle al César lo que es del César y dárselo bien duro, que el perdón se diferencia de la impunidad en que el perdón libera y la impunidad condena, que decir “vida en libertad” es redundante y que la igualdad sin libre albedrío es igual a esclavitud, por lo que El prefirió darnos un alma , un cerebro y dos manos en vez de chantajearnos con un “programa social celestial” para que lo adorásemos eternamente a cambio de migajas de maná.

 

A eso es lo que viene, estoy casi seguro, mi Ilustre Tocayo, todo humildad,  todo inocencia, todo coraje: A recordarnos que no podemos escoger entre “radicalismo” y “unidad”, pues solo siendo radicalmente unitarios encontraremos y transitaremos con éxito el camino para derrotar a los soberbios, a los corruptos, a los represores.  Con un Papa en el cielo como Juan Pablo II y otro en La Tierra como Francisco, Mi Tocayo esta a punto de llegar muy bien dateado.  Por eso sabe que en Venezuela 2015 es tiempo de definiciones: Sabe que no hay mas espacio para que el Gobierno corra la arruga, ni para que la oposición aplace convertirse en Alternativa, ni para que el chavista del barrio siga sin unirse a su vecino opositor.  El tiempo de Dios es éste tiempo nuestro de Indignación y Esperanza, de Protesta y Propuesta,  de Camino y Meta. Este, no otro.  ¡Este!

 

Yo me preparo a recibirlo con devoción, con entrega. Haciendo un trabajo que quizá no sea el que me guste, pero con certeza es el que tengo que hacer.  Y lo hago con energía y con alegría, porque sé que con eso pongo mi granito de arena para la montaña de todos.  Tras diez años de estar peleando por la democracia y la libertad en calles que algunos conocen sólo por fotografías, en barrios cuyos nombres algunos oyeron sólo cuando los medios los mencionaron alguna vez, hoy esa misma lucha me asigna una responsabilidad distinta.  Y la asumo porque en esos barrios he visto mucha choza triste, mucho rancho humilde, tan humilde como ese pesebre en el que, en pocas horas, estará luminosa la presencia del Inmenso Chirriquitico, del Niño Dios.

 

En esos ranchos he visto a muchos niños hechos a imagen y semejanza de Mi Tocayo. Niños que necesitan y merecen una vida digna, una vida de oportunidades, una vida de la que ellos mismos sean los dueños. Una vida en la que a punta de estudio y trabajo se pueda vivir bien y surgir.  Una vida en la que “lo malo” sea ser pobre, en la que ser próspero sea normal y ser rico sea siempre una posibilidad al alcance de todo aquel que -con  decisión y talento- despliegue con constancia el esfuerzo necesario.

 

Este es mi Mensaje de Navidad.  Como activista social, como comunicador popular, como secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, como hijo de Marina y de Laureano, de Catia y de Caricuao, en fin, les digo esto: Vamos a construir entre todos una Venezuela inclusiva y solidaria, financiada por una economía abierta y productiva, en el marco de una democracia funcional y transparente. Los presos políticos serán liberados, los exiliados regresarán a sus hogares, los estudiantes hoy sometidos a juicios de persecución serán los dirigentes del futuro.  Y lo vamos a lograr por una razón muy poderosa: ¡Porque estamos decididos a hacerlo… y porque si no lo hacemos nosotros nadie más lo va  a hacer!

 

¡FELIZ NAVIDAD!

 

Chuo Torrealba

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