El peor hombre del mundo es la ópera prima del cineasta venezolano Edgar Rocca, que narra las aventuras y desventuras de Juan Andrés (Alexander Da Silva), el típico mujeriego caraqueño y despreocupado que al llegar a los 30 años comienza a sentir la crisis por la que atraviesan muchos hombres que, en este punto, no saben qué rumbo tomar y se desahogan en su obsesión por las mujeres.
La película narra un viaje emocional que su protagonista debe emprender junto con su amigo Kevin, a quien todos llaman «El chino» (interpretado por el actor argentino Ignacio Huang) y de la mano de Lorena (Mariaca Semprún), su psicoanalista, con quienes deberá enmendar su pasado marcado por una decena de exnovias que lo tildan de misógino y lo señalan como el culpable de todas sus desgracias.
«Aunque la cinta esté inspirada en Desmontando a Harry, de Woody Allen, mi cineasta favorito, narra mis casi treinta años de vida de una manera ficcionada y sin pretensiones», explica Rocca. «Es algo muy personal. Decidí contarla a través de la comedia para tener la oportunidad de reírme de mis propias vivencias y olvidarme del miedo a la muerte y a las relaciones de pareja. Además, aquí le doy a cada historia el final que me hubiese gustado que tuviesen los momentos vividos. Después de todo, mi gran mentor, Román Chalbaud, decía que ‘para bien o para mal uno tiene que hacer al menos una comedia en su vida'», añade.
El rodaje de El peor hombre del mundo duró exactamente ocho semanas y, tal como comenta su productora general, Elaiza Gil, el período fue respetado. «De hecho, Ignacio (Huang) tuvo un día para salir de fiesta», agrega.
Sin embargo, lo más difícil de rodar la película fue la falta de presupuesto. «El pago del alquiler de los equipos lo hicimos por adelantado porque no sabíamos cuánto iba a costar la siguiente semana. No es un secreto que la situación del país y la inflación nos afecta a todos. Por otra parte, los hoteles citadinos no querían trabajar con nosotros por intercambio», explica Elaiza Gil. «Sin embargo, Ignacio no fue un actor exigente y lo único que pidió fue un lugar donde dormir y comer, pues estaba encantado con la historia y quería estar en ella», agrega la productora.
Del mismo modo, «también tuvimos problemas con las locaciones, pues muchos organismos públicos como el Metro de Caracas nos impidieron grabar en sus instalaciones. Por otro lado, el estadio universitario cobraba una alta suma por cada hora de rodaje. Pero nosotros resolvimos y trabajamos en camionetas. Después de todo, contamos con un elenco de lujo. Por suerte son grandes amigos que entendieron el problema y se supieron adaptar a cualquier situación. Así resolvimos», añade Gil.
Mientras esperan las ganancias de esta película, Rocca y Gil ya preparan una secuela, La peor mujer del mundo, que verá luz próximamente. «Hacemos cine para todos, pero con esto no me pienso desviar de mi motivación por desarrollarme como autor», concluye Rocca.
Fuente: El Universal
Por Confirmado: David Gallardo