Superbigote, con su mano de hierro que lo destruye todo, se acaba de anotar una nueva hazaña: el cierre del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas por el total abandono que ha sufrido durante años este centro que llegó a ser el más importante en su estilo en Latinoamérica.
Cualquiera piensa que un museo es como un depósito de cosas, o al menos eso deben creer los ignorantes que han pasado por el MACC durante los años del chavismo, pues no se han puesto a la tarea de mantener las instalaciones para que las 5.000 obras de arte que guarda se conserven en óptimas condiciones.
En estos momentos solo se encuentra abierta una exposición en la sala 8, y el ministro de cultura chavista afirma que se mantendrá “todo diciembre”, pero nada aclara sobre las demás salas ni los depósitos, que es lo realmente grave. Las obras del artista venezolano Alejandro Plaza que están exhibidas actualmente son una ínfima muestra de la colección del MACC, que en sus buenos tiempos, cuando Sofía Ímber lo dirigía, incluía obras de Pablo Picasso, Claude Monet, Vasili Kandinski, Fernand Léger, Piet Mondrian, Alexander Calder, Georges Braque, Andy Warhol o Francis Bacon, todos genios del arte moderno.
Hay que aclarar, para el que no haya pensado en eso, que esas obras son de todos los venezolanos, orgullo para los ciudadanos que desde 1974 podían encontrar en las salas ventiladas y aclimatadas los tesoros de artistas de renombre. Muchos fueron los grupos de alumnos de todos los niveles de la educación que vieron de primera mano lo que es la estética del arte contemporáneo. Cuadros y esculturas que hablan de la riqueza cultural que tenía el país, pero también de la inversión del dinero público en bienes cuyo valor es exponencial en el tiempo.
Ahora es pertinente preguntarse el estado en el que se encuentran esas piezas, pues si como se denuncia no se ha hecho ningún mantenimiento al delicado sistema del edificio que debe contar con iluminación, ventilación y temperatura controlada para conservarlas, la pérdida de cualquiera de las obras es responsabilidad directa del gobierno chavista. Se suma entonces al despojo de millones en haberes de todos los venezolanos que han hecho desde hace más de 20 años.
¿Quién va a responder por este daño? Es prácticamente lo mismo que ocurrió con la obra de Henri Matisse, La odalisca con pantalón rojo, que de buenas a primeras desapareció de esas instalaciones. Se trata de pérdidas millonarias para el país. Si el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas cierra sus puertas, será un crimen más que se agrega a la cuenta de esta gestión chavista.
Editorial de El Nacional
