En los últimos seis meses han recrudecido los ataques a la libertad de expresión en Latinoamérica, así lo denuncian los miembros de la Sociedad Interamericana de Prensa que se reunirá a partir de hoy para debatir sobre este hecho que tanto afecta a la región.
Las conversaciones entre los miembros de la SIP se centrarán sobre todo en el caso de Nicaragua, en donde Daniel Ortega ha sido implacable con los periodistas, hasta llegar al punto de condenar a 2 a 13 años de cárcel y ocupar la sede del diario La Prensa con funcionarios de policía. Ningún medio de comunicación puede realizar su labor de informar a la sociedad si sobre él pende la amenaza cierta de cerrar y sobre sus reporteros el miedo a la cárcel.
Lo que hace Ortega en Nicaragua no es más que la copia de una receta que se practicó hace muchos años en la revolucionaria Cuba de Fidel, en donde solo quedan ahora periódicos y emisoras de radio identificadas completamente con el régimen. Y lo mismo se ha puesto en práctica en Venezuela, por más de 20 años. El gobierno chavista elimina concesiones de radio y canales de televisión o compra medios a través de terceros para dominarlos a su gusto.
Ricardo Trotti, presidente de la SIP, es consciente de la situación y por eso expresó preocupación por la “agudización de la represión contra el periodismo ya sea a través de condenas, encarcelamiento o violencia física” en la región, particularmente en los tres países mencionados.
La persecución a la prensa independiente en Venezuela tiene muchos y muy variados ejemplos que seguramente serán tratados en la reunión de la SIP, porque es un hecho público cómo uno de sus miembros, El Nacional, ha sido el blanco de los ataques más variopintos que un gobierno puede acometer en contra de un medio de comunicación. Es tan evidente que lo que busca el chavismo es neutralizar el flujo de información hacia la población que hasta la ONU pide explicación de las razones por las cuales la sede del periódico pasó a manos de un personero del gobierno.
Otro caso de mención especial en esta reunión será México, en donde murieron ocho periodistas en los primeros tres meses del año, una realidad terrible a la que el presidente de ese país no parece prestarle mucha atención.
La labor de los reporteros y de los medios de comunicación en países como los latinoamericanos es fundamental para mantener el equilibrio y la democracia. Defenderlos y protegerlos es deber de toda la sociedad. El primer paso, como lo hace la SIP, es la denuncia, hablar claramente sobre los ataques y las persecuciones, y a partir de esto diseñar estrategias que permitan sortear los obstáculos y defender la libertad de expresión de todos los pueblos.
Editorial de El Nacional
