Con sus más de 13.000 km2, el Lago de Maracaibo no solo es el más extenso, sino también uno de los más sucios de toda América del Sur. Pese a lo legendario y representativo se ha convertido en un cementerio de desechos.
Dentro de sus aguas dulces se han depositado, a lo largo de los años, un sinfín de basura, desechos domésticos e industriales que vierten las 24 horas del día.
Un reportaje realizado por el portal Bloomberg Business, relata la experiencia vivida por un buszo de nombre Chuck Taylor, que al salir de la superficie, luego de reemplazar un tubo oxidado en el fondo del lago, se vio cubierto de pies a cabeza de petróleo negro.
Durante casi un siglo, los yacimientos de petróleo que están debajo del gigantesco lago Maracaibo sirvieron de fuente de ingresos para sucesivos gobiernos venezolanos. A cambio, especialmente en los años transcurridos desde que la industria energética fue nacionalizada por el expresidente Hugo Chávez, no recibió mucho más que descuido.
La cuenca de Maracaibo es un lugar donde se aprecia la enorme abundancia de energía de Venezuela, que incluye reservas petroleras frente a las cuales las de Arabia Saudita parecen insignificantes, que choca con la capacidad reducida del productor monopólico estatal, Petróleos de Venezuela SA, para manejar la doble demanda de mayor producción y protección ambiental.
Hoy día el Lago de Maracaibo es un cementerio de todo tipo de cosas, de tuberías abandonadas y neumáticos, es el emblema de una nación rica en recursos que ha caído en el caos.
Información traducida de Bloomberg