Poco o nada se sabe de ese cacareado dispositivo portátil al que hemos bautizado como iWatch. Nada en cuanto a su lanzamiento (aunque los rumores aputan a su aparición a final de año), nada de precio (aunque algunos expertos en tecnología apuntan a unos 400 euros), nada de su diseño (aunque por internet no dejan de circular propuestas). Pero Apple podría estar trabajando en ell0.
Hace un año conocíamos que la compañía de Cupertino, creadora de exitosos productos de consumo como el iPhone o el iPad, estaba dedicando todo un departamento para investigar las posibles implicaciones de un reloj inteligente o «gadget» ultraportátil, que los últimos informes de análisis vaticinan como la piedra angular de la tecnología «wearable» (vestible).
Según informa la agencia Reuters, Apple está construyendo un equipo de expertos en tecnología médica, lo que podría confirmar que el iWatch estaría centrado en este ámbito. Durante el año pasado, la empresa ha fichado al media docena de destacados expertos en biomedicina. Un investigador ha recalado en las oficinas hace dos semanas mientras Apple sigue reclutando a otros profesionales médicos y expertos en hardware.
Gran parte de los nuevos empleados son especialistas en sensores, un área que el propio presidente ejecutivo de Apple, Tim Cook, destacaba hace unos meses que está «a punto de explotar». Apple está bajo presión para cumplir con la promesa de Cook de mostrar nuevas categorías de productos este año. La compañía no ha introducido un nuevo tipo de producto desde el año 2010, cuando se lanzó el iPad.
Y todo parece apuntar que los planes de la empresa se basarán en una especie de reloj inteligente capaz de registrar toda la actividad humana y centrado en el ámbito de la salud. La compañía tiene aspiraciones más allá de los dispositivos portátiles actuales y está considerando la posibilidad de una plataforma de servicios de salud y fitness completa, según cita esta agencia de noticias.
Sin embargo, Apple podría enfrentarse a una serie de obstáculos regulatorios si su objetivo es crear una serie de dispositivos que sirvan más a modo de monitor de fitness. En primer lugar, por la marca, ya registrada en Japón o Turquía, pero la cual aspira a quedarse la compañía de relojería suiza Swatch.
De hecho, en otoño de 2013 la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) anunció que se iba a centrar en la regulación de los accesorios que tratan de convertir un «smartphone» en un dispositivo médico como monitores para diabéticos, servicios de análisis de orina o registradores de la apnea, pero no los dispositivos como Nike FuelBand, Jawbone o FitBit que sigue los pasos del usuario.
En medio de este escenario, y puesto a que algunos informes como el de Endeavour Partners que revela que un tercio de los propietarios de «wearables» los abandonan pasados los seis meses, este sector aún está muy en pañales como para apostar fuerte a una carta. De hecho, Nike ha despedido recientemente a parte de su equipo de FuelBand y Apple está siendo testigo de la dificultad de sus rivales para convencer a los consumidores de lanzarse de forma masiva a por estos aparatos, como en el caso de Samsung Gear. Y, claro, frente a todo, los principales desafíos se centran en la vida de la batería, el estilo, la utilidad y la relevancia médica para hacer despegar al sector, dicen los expertos.
http://www.abc.es/t