El hampa electoral

 

En este momento la oposición debe percatarse, con urgencia ineludible, de que la maniobra que intenta la cúpula del gobierno con el despreciable argumento de los votos nulos y de la revisión a fondo del proceso electoral recién culminado, no tiene otro objetivo distinto que rebajar por esa vía la mayoría calificada. El resto de su estrategia para arrinconar y anular la ventaja de la bancada opositora se desarrollará luego de vencer en esa batalla.

 

 

No importa lo que anuncie Nicolás o el lenguaraz de Cabello, ni siquiera los aspectos legales o la desquiciada asamblea comunal. Lo fundamental consiste en frenar esta ofensiva oficialista y entender que debemos hacerlo apoyados en los votantes (que son los primeros perjudicados) y en aquellas instancias internacionales que coadyuvaron con su presencia a que este régimen corrupto aceptara la realidad de los hechos. Está claro que solos no vamos a ninguna parte porque el aparato del Estado está funcionando a todo vapor para que prevalezca la maniobra artera de Maduro y Cabello.

 

 

Este régimen es tan sinvergüenza que luego de recibir una verdadera paliza en las elecciones ahora vienen con el cuento de que van a revisar todo el proceso comicial porque aparecieron muchos votos nulos. ¿Quién los entiende? Pues nadie que no sea un maleante acostumbrado a hacer trampas.

 

 

Tres semanas atrás proclamaban que nuestro sistema electoral era “el mejor del mundo” y que “estaba blindado” contra cualquier intervención extraña. Ya se les olvidó que armaron una ruidosa campaña mediática para que la MUD aceptara por anticipado y sin chistar los resultados finales, tan seguros estaban que iban a ganar holgadamente.

 

Pero el poder incontrolado, la corrupción sin frenos y la comodidad de su estatus de nuevos ricos los volvió altaneros, arrogantes y flojos. Ávidos de dinero fácil, se dedicaron a la vieja tarea de la acumulación capitalista. Construyeron mansiones para ellos, sus hijos accedieron a costosísimos colegios privados donde el inglés o el francés eran de obligatorio estudio. Basta con preguntarle a Jaua y a Rafael Ramírez.

 

 

Hoy lloran como mujeres lo que no supieron defender como hombres. Lo malo es que se niegan a entregar la parte del poder que conquistó la oposición y el chavismo de a pie, que nunca comulgó con esa alianza entre un grupo de aventureros uniformados y unos civiles ansiosos de tener el poder y con ello las llaves para abrir las puertas que dan hacia la riqueza mal habida. Tampoco el pueblo y la clase media aceptaron ese matrimonio con el hampa y los colectivos armados, y mucho menos con el narcotráfico.

 

 

Desde luego, es muy difícil que ahora esta mafia acostumbrada a vivir en grande afloje el control del poder y regresen a la pobreza inicial, a sus modestas viviendas y al automóvil usado que tenían antes de ser dirigentes chavistas. Sería como si Al Capone, en sus tiempos de gloria en Chicago, le devolviera a las autoridades federales todos sus negocios ilegales en un gesto de desprendimiento y bondad.

 

Editorial de El Nacional

Comparte esta noticia: