Un grupo de científicos venezolanos hizo un valioso y sorprendente hallazgo cuando al usar un fármaco de venta libre en un estudio preclínico para tratar el dolor producido por un tumor canceroso observaron que dejaba de crecer: lo que abre una posibilidad para hacer estos análisis en seres humanos.
Actualidad RT entrevistó a Beatriz Elena Brito, investigadora del Laboratorio de Inmunopatología del Centro de Medicina Experimental del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), para hablar sobre la inhibición de la proliferación de células cancerosas tras el uso de la gabapentina de venta común en animales in vitro.
Brito investiga desde hace varios años todo lo relacionado con inflamación en distintos modelos y fue avanzando en sus estudios, en conjunto con el doctor Víctor Tortorici, quien trabaja con el dolor, la analgesia y la neurofisiología del dolor.
En 2007 se unieron esfuerzos para estudiar la neuroinmunología del dolor en general, y determinar «dónde se entrecruzaban los factores del sistema nervioso que afectan al sistema inmunitario y viceversa».
Como parte de esa búsqueda, se analizaron varios tipos de fármacos para determinar cuáles eran las posibilidades de acción, alteraciones o variaciones de factores en las citoquinas (producidas por células del sistema inmunitario, que regulan la respuesta inflamatoria). Esto fue la semilla para indagar sobre la gabapentina.
¿Qué es la gabapentina?
La gabapentina es anticonvulsivo, que posteriormente se ha usado para tratar dolor neuropático, que se relaciona con una lesión o inflamación en el sistema nervioso, y que afecta la calidad de vida del paciente debido a su impacto sobre el sueño y el estado anímico, según Science Direct.
«Decidimos estudiar a la gabapentina, que usualmente es utilizada como un coadyuvante (sustancia que se proporciona con otra principal) de terapia, junto a otro fármaco, para aliviar el dolor de distintos tipos», dice Brito.
Explicó que entre los aspectos positivos que han observado en los gabapentinoides (gabapentina y la pregabalina) está que al inyectarlos intraperitonealmente (en la cavidad abdominal) de un ratón con un tumor en una de sus patas, se empieza a regular el problema tanto en esa extremidad, que estaba comprimida y muy sensible al dolor, como en la que no.
«Es interesante que vemos un efecto sistémico. El animal, aunque tiene el tumor, puede caminar y apoyar su patica».