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El Grupo de Puebla y los zapatos

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El Grupo de Puebla y los zapatos

 

Los progresistas de América Latina han vuelto a Puebla (México), donde hace cuatro años  formaron este grupo de ropaje izquierdista a la vieja usanza que ya reconoce entre los suyos a las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Su propósito, proclaman, es frenar el desembarco de la derecha en la región -viejos filibusteros, les faltó decir-, eso sí, sin odios ideológicos.

 

 

Asistieron todos, o casi todos, sus líderes, un conjunto de ex a los que siguen llamando presidentes como Evo Morales; Rafael Correa -fugado de la justicia de su país-; Martín Torrijos, que aspira a volver al poder en Panamá; también Irene Montero, la progresista que no quiere Pedro Sánchez en su «mayoría progresista»; el juez Baltasar Garzón, que en un tiempo remoto luchó contra el terror de Pinochet y ahora defiende a Alex Saab. Faltó Rodríguez Zapatero, gran urdidor de estos cónclaves, no será, claro está, por lo del «desembarco» porque él suele cruzar el charco en avión.

 

 

Aunque una de sus quejas es la «arquitectura financiera» del mundo globalizado, los recursos del Grupo de Puebla, que dice representar a 21 países, deben fluir con generosidad para celebrar esta novena reunión en un lapso similar al de un corto período de gobierno, que antes tuvo como sedes a Buenos Aires, Santiago de Chile, Ciudad de México, Santa Marta (Colombia) y de vuelta a esta ciudad mexicana, en cuyo Museo Barroco –apropiado para la ocasión– se realizaron las deliberaciones y análisis bajo la consigna «en unidad avanzamos».

 

 

Otro ex, Ernesto Samper, miembro del consejo político del grupo, sentado en una larga mesa entre Delcy Rodríguez –de rosado claro, a su izquierda– y Correa, a su derecha, puso los puntos del debate que los convoca: luchar contra la desdolarización del mundo porque la dolarización es «el arma secreta de la hegemonía global y no nos habíamos dado cuenta»; abogar por el cese al fuego en el «conflicto entre Ucrania y Rusia» –no una guerra de invasión– y que el progresismo se saque la piedra en el zapato que son las sanciones unilaterales. Mayor apoyo para Delcy y el también presente canciller cubano Bruno Rodríguez , imposible.

 

 

Algunos célebres ausentes como José Mujica, Alberto Fernández, Leonel Fernández y Pedro Sánchez mandaron videos de salutación. Mujica, el venerado expresidente de Uruguay que tiene guión propio, soltó una bala fría que le bajó los humos a la pretendida influencia del grupo reunido en Puebla cuando dijo que «ojalá algún día la región tenga una voz común». El impredecible Fernández, el casi exmandatario de Argentina, echó “al norte” la culpa de la desunión latinoamericana mientras muestra en su cuenta de X una foto sonriendo a sus anchas al lado de Joe Biden.

 

 

El grupo analizó la situación política de cada país para saber, en palabras de Samper, qué le aprieta en el zapato a cada uno, en la víspera de procesos como las elecciones argentinas del 22 próximo donde admiten que la victoria del peronismo, contra sus deseos, será cuesta arriba.

 

Editorial de El Nacional

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