El oro, conocido como el metal precioso por excelencia, ha sido durante siglos símbolo de riqueza, estabilidad y seguridad.
En los últimos tiempos, los bancos centrales de todo el mundo han mostrado un interés creciente por adquirir reservas de este metal, siendo China y Rusia los países que han estado encabezando esta fiebre.
Para hacernos una idea, en los nueve primeros meses de 2023, las compras de oro por parte de los bancos centrales se situaron en 800 toneladas netas, un 14% más que en el mismo periodo del año anterior, señala el World Gold Council.
Y a medida que nos adentramos en 2024, las proyecciones indican que este fervor de los bancos centrales por comprar oro continuará al menos durante la primera mitad de este año, dicen datos de Schiffgold.
¿Apetito insaciable por el oro en 2024? detalles
Este fenómeno puede explicarse de la siguiente manera: el primer factor es que en 2024 continuará la aceleración de la desdolarización, con potencias como China y Rusia, alejándose estratégicamente cada vez más de la hegemonía ejercida por el dólar.
Esa desdolarización se acentúa aún más en Rusia, donde las acciones de la administración Biden para aislar a Moscú con sanciones a raíz del conflicto de Ucrania solo dan más impulso para que los rusos continúen desinvirtiendo de cualquier manera que puedan del dólar estadounidense. Por lo tanto, tiene sentido que las arcas de oro de Rusia sigan creciendo en 2024.
Segundo punto: que la Fed proclame una victoria contra la inflación. Esto puede arrojar más leña al fuego y estimular aún más la compra de oro por la sencilla razón de que puede traducirse en que la Fed ha renunciado, en realidad, a luchar contra la inflación.
De acuerdo con Schiffgold, es posible que la Fed no tenga más remedio que bajar las tasas de interés en 2024, lo que significa que los bancos centrales necesitarán una forma de protegerse contra esas políticas de dinero más fácil.
En otras palabras, unas tasas más bajas en 2024 reforzarían la tesis de una inflación aún mayor, lo que llevaría a un hundimiento del dólar y a precios relativos más altos para el oro y otras materias primas.
El escenario está preparado para que los bancos añadan más oro a sus reservas para protegerse de las presiones a la baja sobre el dólar, incluso cuando la Fed reclame la victoria en la batalla de la inflación.
La única pregunta es qué ocurrirá primero: ¿una crisis del dólar o un colapso de la deuda soberana? Los bancos centrales no van a esperar para descubrirlo.
Por último, 2024 trae aún más incertidumbre ante los continuos conflictos por poderes de Estados Unidos y, sobre todo, unas elecciones presidenciales estadounidenses que refuerzan un panorama global de inestabilidad política interna. Candidatos como RFK Jr. y Vivek Ramaswamy, están abogando por mensajes antisistemas sobre el control de los bancos centrales.
El Universal