El doctor Carlos Castillo, profesor de la Universidad Johns Hopkins, da algunas claves para entender por qué la variante delta se ha vuelto una seria amenaza para Estados Unidos y la importancia de vacunarse para aplacar la pandemia.
Por Antoni Belchi, Cristina Caicedo Smit
En la lucha contra la pandemia en Estados Unidos, la población no vacunada es un factor importante a tener en cuenta por las autoridades sanitarias. [Foto: Reuters]
La doctora Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), dio, hace una semana, la voz de alarma sobre la variante delta del coronavirus: era mucho más contagiosa, estaba causando graves estragos entre la población y ahora representa el 83% de los nuevos casos.
“Es un aumento drástico, frente al 50% de la semana del 3 de julio”, expuso la funcionaria estadounidense de alto rango.
Así que tanto el Gobierno federal como algunas administraciones estatales y locales están preparando planes de contención con el objetivo de frenar el brote y evitar una nueva ola de contagios que parece imposible detener.
“La variante delta es una variante bastante agresiva porque genera un porcentaje mayor de virus que el (virus) usual”, explica el doctor Carlos Castillo, profesor de Epidemiología y director del Observatorio de Salud Pública Global de la Universidad Johns Hopkins, en declaraciones a la Voz de América.