El Exorcismo de Dios, la segunda película del director venezolano Alejandro Hidalgo, llegó, al fin, a la cartelera y es una propuesta muy interesante que pudo haber sido disruptiva en el género. El largometraje tiene homenajes y ribetes a otras del mismo subgénero de exorcismos, pero tiene tantas líneas argumentales que de manera individual habrían funcionado muy bien.
El padre Peter (Will Beinbrik) vive en un pueblito de México y durante una noche es llamado para un exorcismo que sale bastante mal y en el que termina con un gran secreto. Años después el padre continúa en el pueblo en el que desata una enfermedad que ataca a los niños. Mientras eso pasa recibe una llamada de la cárcel y le notifican que lo necesitan ahí porque una reclusa, protagonizada por María Gabriela de Faria, está poseída. Al llegar se da cuenta que es el mismo demonio y para enfrentarlo tiene que batallar contra sus propios demonios y volver a encontrar a Dios.
Alejandro Hidalgo presentó una propuesta gráfica muy interesante con ídolos católicos que son poseídos y una paleta de colores que va desde los tonos sepia hasta los oscuros. Pero, además, tiene un mensaje fuerte con la iglesia católica, los demonios internos y las situaciones que están pasando en el mundo, pero no terminó de arriesgarse y eso se nota en la cinta.
El Exorcismo de Dios tiene uno de los puntos de giro más importantes en las películas sobre posesiones demoníacas, pero no lo aprovechó y te deja un sinsabor.
La película es muy entretenida, tiene una cantidad inimaginable de “jump scares” y líneas argumentales que si se trabajaban individualmente serían increíbles.
Junto al padre Peter está el padre Michael encarnado por Joseph Marcell (el recordado Geoffrey de El Príncipe del Rap) un sacerdote experto en exorcismos y que tiene una relación un tanto distante con el Vaticano. Esa trama pudo haberle dado más poder a toda la cinta, pero no se enfatizó tanto.
¿Lo logra El Exorcismo de Dios?
El Exorcismo de Dios no es una mala película, pero tampoco es grandiosa. Es una película que se fue a lo seguro cuando tuvo oportunidad de ir más allá. El mensaje que se muestra al final pudo haberse desarrollado de forma más fuerte durante la trama y tener un cierre magnífico. Las actuaciones están bastante bien, Beinbrik quien tuvo un papel en IT: Chapter Two no desentona y tiene un muy buen español; María Gabriela de Faria lo hace excelente como Esperanza y Marcell le da una nota cómica fiel a su estilo.
El gran problema de la cinta está en su guion. Con tantas historias que contar y que se nota que no se desarrolló completamente, si vemos los argumentos por separado, incluso serviría de miniserie y tendría un desarrollo más profundo.
Hay que destacar el CGI, en especial con los ídolos católicos que caminan por todos lados poseídos. También destacar la banda sonora que trató de hundirte en el mundo del Exorcismo de Dios. Su premisa es muy interesante, sus puntos de giro están bastante bien y es una película que vas a ver tranquilamente sin que sangren tus ojos.
Fuente: El Nacional