En el mundo de hoy nadie se salva de una buena cuota de estrés. Sin embargo, no todo es malo cuando se trata de esa tensión interna y aquí compartimos 3 cosas buenas que trae a nuestra vida.
Alerta sobre los peligros: ir sin estrés manejando por las calles puede ser peligrosísimo para nuestro bienestar.
Precisamente por eso dicen que se debe conducir “a la defensiva”, es decir, pendientes de los peligros, lo cual implica cierto nivel de estrés para mantenernos alertas de lo que podría aparecer en nuestro camino. Lo mismo aplica cuando trabajamos en un sitio con medidas fuertes de seguridad (como una fábrica, un laboratorio o un banco), al igual que cuando caminamos por una zona peligrosa. ¡El estrés puede salvarnos la vida!
Mejora la memoria: está demostrado científicamente que el estrés mejora nuestra capacidad de recordar. Además, el estrés que nos genera la necesidad de aprender y mejorar nuestra vida, nos da la energía para sumergirnos en conocimientos nuevos y memorizar más cosas. Así nos ponemos en camino a lograr metas como aprender un nuevo idioma, lograr una certificación o graduarnos de la universidad.
Nos hace más sociables: imagínate por un momento siendo invitado a una fiesta en la que no conoces a nadie más que al anfitrión. La necesidad humana de socializar nos produce el estrés que conduce a que, tarde o temprano, decidamos saludar a desconocidos y romper el hielo. Lo mismo ocurre cuando nos eligen para hacer una presentación en el trabajo o cuando nos piden decir unas palabras en el brindis de una boda. El estrés nos ayuda a romper el hielo y, al atrevernos, nos sentimos en la cima del mundo.
Fuente: caracteres.mx