A lo largo de los años se ha vivido una evolución muy importante de las mujeres en ámbitos que anteriormente eran abordados en su mayoría por hombres, como el laboral, político, deportivo y social, pero sobre todo el sexual.
En la antigüedad, una pareja común era en la que el hombre llevaba los pantalones de la relación y la mujer obedecía a lo que se le pedía. Al mantener relaciones sexuales la situación no cambiaba. Sin embargo, esta era una de las razones por las que era imposible que el desempeño sexual y las patologías que los hombres disimulaban desde tiempos remotos, como la eyaculación precoz o la disfunción eréctil (que actualmente afecta al 50% de los hombres mayores de 40 años), fueran expuestas ante la sociedad, pues existían grandes tabúes y mitos en torno al sexo y al placer.
Afortunadamente, hoy la realidad de las mujeres ha cambiado, y cada vez más manifiestan su necesidad de tener relaciones sexuales placenteras y exigen gozar de los beneficios tanto físicos como psicológicos que brinda disfrutar de su sexualidad. Este empoderamiento femenino ha significado para el hombre un replanteamiento de su papel en diversos ámbitos y gracias a esta apertura, en la que las mujeres participan activamente para resolverlos, se ha logrado acortar hasta en un 50% en tiempo para buscar soluciones médicas y aceptar atenderse con especialistas.
“El desarrollo de una sexualidad plena requiere de mucha comunicación y conocimiento de nuestro cuerpo y el de nuestra pareja para poder gozar de una vida sexual plena. En los casos de las patologías que impiden que el hombre no pueda mantener una relación sexual satisfactoria, es indispensable acudir a un experto en salud sexual masculina, pues puede ser una alerta de que algo en el cuerpo derivado de diabetes, hipertensión, colesterol, medicamento, malos hábitos, entre muchas otras razones más, no está funcionando correctamente”, comentó Teresa Flores, sexóloga y Directora de Comunicación de Boston Medical Group.
Fuente: Critica