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El eclipse total solar oscurece durante más de dos minutos parte de Sudamérica

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El eclipse total solar oscurece durante más de dos minutos parte de Sudamérica


Chile convierte el fenómeno astronómico en un acontecimiento de alcance nacional

 



El cielo se oscurece casi por completo, aunque es pleno día y hace un par de horas estaba despejado y sin una nube. La temperatura disminuye entre cinco y 10 grados, en una tarde ya fría. El silencio calla a la fauna del norte de Chile, en el desierto. Unos trescientos vecinos del pequeño caserío Punta Colorada, en la región de Coquimbo, con gritos y aplausos reciben el eclipse de sol número 15 que se produce en el país desde la independencia en 1810. Solo a esta región llegaron unos 220.000 turistas en las últimas horas para formar parte de esta fiesta astronómica, en un país especialmente motivado con esta ciencia. Fue a las 16.39 hora local de este martes cuando la sombra de la luna se proyectó sobre la Tierra, en un espectáculo impresionante y emotivo. La oscuridad se prolongó por dos minutos y 35 segundos.

 

 

El eclipse se vio también en Argentina, sobre todo en las provincias andinas, pero con menor intensidad por la cercanía del atardecer.

 

 

El fenómeno rompe con el anonimato de pequeños poblados como Punta Colorada, en el municipio de La Higuera, que rara vez aparece en los mapas, según cuenta Jessica Canihuante, una de sus 400 habitantes. Los vecinos antiguos, como Flora Robledo, se declaran contentos por el eclipse -“en mis 66 años jamás he visto uno”, relata en su pequeño negocio- y con la llegada de las autoridades nacionales que escasamente se detienen en este sencillo poblado minero y ganadero. A esta lugar tampoco parece haber llegado el crecimiento económico de las últimas décadas del que Chile se vanagloria.

 

 

El presidente Sebastián Piñera, contagiado por la fiebre del eclipse, se trasladó temprano a la zona junto a dos de sus ministros, de Educación y Ciencias, para luego visitar Punta Colorada con su esposa en una actividad que contempló la charla del astrónomo Luis Chavarría. Con números musicales de ranchera y la actuación del conjunto de cuerdas de la escuela de Caleta los Hornos, seguramente será el único gran evento de este poblado en muchos años.

 

 

“Chile es hoy día la capital del mundo en materia de astronomía. Somos los ojos y los sentidos de la humanidad para poder mirar, observar y poder estudiar las estrellas y el universo”, indicó el mandatario.

 

 

Chile completo, de norte a sur, se paralizó con el fenómeno, que fue seguido en distintas plataformas por sus ciudadanos. En Santiago, donde no se vio en su totalidad, la Alameda estaba inundada de personas con sus lentes mirando el poniente. Familias completas recorrieron cientos de kilómetros desde todo el país para apreciarlo desde el municipio de La Higuera, uno de los lugares privilegiados para observarlo. En Punta Colorada, cerca de 40 motorhome, camper y casas rodantes, fueron instaladas en un lugar despejado. Sus dueños provenían desde Arica a Punta Arenas, los dos extremos del país.

 

 

Una fiesta nacional

 

 


Los alumnos de Punta Colorada participaron de un evento cultural para recibir el eclipseSEBASTIÁN UTRERAS

 


 
La totalidad del eclipse de sol se observó en una franja de 150 kilómetros del territorio chileno, abarcando dos regiones, Atacama y Coquimbo. Proveniente del norte y del sur, la gente fue trasladándose desde el fin de semana hasta diferentes pueblos y ciudades de la zona para poder admirarlo. Filas kilométricas de coches para ingresar a las pequeñas localidades. En la turística La Serena, uno de los epicentros urbanos, el famoso astrónomo José Maza batió un récord con una gran charla científica a la que asistieron al menos 15.000 personas en la previa del eclipse. A la orilla de la carretera panamericana, improvisadas tiendas de campaña levantadas para observar el cielo oscurecido en plena tarde. En la entrada de Incahuasi, en medio del desierto, cientos de carpas y un escenario a la espera del eclipse.

 

 


VÍDEO: REUTERS-QUALITY
 
El norte de Chile está declarado como el mejor lugar de la Tierra para la astronomía. Actualmente, el 50% de la capacidad óptica instalada para observar el cielo está en el país sudamericano y en 10 años, llegará al 70%. Los grandes centros europeos, norteamericanos, japoneses o taiwaneses se encuentran en esta zona del planeta. Es una de las peculiaridades del eclipse: la banda de totalidad pasó por tres observatorios profesionales: Cerro Tololo, Gemini Sur y La Silla, hasta donde llegaron grandes astrónomos del mundo para observarlo. En Tololo, por ejemplo, se congregó el equipo del doctor español Miquel Serra Ricart, astrónomo del Instituto de Astrofísica de Canarias, administrador del Observatorio del Teide.

 

 

 
“Los eclipses totales de sol son una oportunidad fantástica para hacer experimentos sobe la capa más externa de nuestra estrella, la corona”, explica el doctor Serra. “Nuestro grupo se dedicó a estudiar la respuesta de la atmósfera, especialmente de la ionosfera, durante el paso de la sombra”.

 

 

 

Hace 400 años que no había un eclipse total de sol en esta región del país. El último en territorio chileno fue en 2010, en Isla de Pascua, donde llegaron unas cinco mil personas. Pero en la última década, la observación del universo se ha vuelto popular en el país sudamericano: los astrónomos son verdaderas estrellas -les piden autógrafos y selfies-, sus libros son récord de ventas y llenan auditorios. A diferencia del pasado, existe toda una generación de infantes chilenos que sueña con estudiar esta ciencia.

 

 

En Punta Colorada, los vecinos estaban contentos. Algunos aprovecharon la llegada masiva de visitantes para emprender pequeños negocios, como paseos a caballo o la venta de aceite de oliva, que se produce en el mismo pueblo. Pero eran los niños y niñas los que estaban especialmente entusiasmados. Bajo la dirección del director de la escuela, Tomás Rodríguez, sus 27 estudiantes de primaria prepararon números de bailes típicos y poesía. “A propósito del eclipse, muchos han manifestado su interés por la astronomía. Sería un sueño que alguno llegara a trabajar a los observatorios cercanos”, comenta Rodríguez, uno de los dos profesores que tiene la escuela escondida del norte chico chileno.

 

EL PAÍS

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