El dulce no siempre engorda

El dulce no siempre engorda

Perder peso y comer dulce es posible. Se puede ingerir dulce dentro de una dieta sana sin que esto afecte al peso. Lo importante es saber cómo. Toma nota de estos consejos y lo conseguirás.

 

1. No te lo prohibas. “El objetivo no puede ser abandonar el dulce, sino ir moderándose poco a poco, ya que si nos lo prohibimos tendremos más ansiedad por él y acabaremos haciendo peores elecciones”, explica el equipo de nutricionistas del Centro de Adelgazamiento del Hotel Talaso Atlántico. Parece que existe el mito de que el amante del dulce tiene más papeletas para engordar, pero entre los sabores salados también encontramos alimentos muy calóricos, como embutidos, patatas fritas o salchichas. Y a su vez, también hay alimentos dulces muy saludables, como la fruta. Por otro lado, muchos alimentos salados contienen azúcares ocultos, así que a pesar de su sabor, en esencia tienen consecuencias igual de nocivas en nuestra línea.

 

2. Destierra los mitos. Existe la creencia de que el goloso tiene más papeletas para engordar que el que pierde por unas tapitas de jamón. Pero entre los sabores salados también encontramos alimentos muy calóricos, como los embutidos, las patatas fritas o las salchichas. Por lo tanto, desecha ideas preconcebidas y come lo que quieras, pero con moderación.

 

3. Modera tu desayuno. Si no puedes renunciar a este tipo de sabor desde por la mañana temprano no tienes por qué hacerlo. Una gran amante del dulce como se merece inaugurar el día con, por ejemplo, un yogur con miel o dos onzas de chocolate negro, que son dos opciones muy dulces, deliciosas y con grandes beneficios.

 

4. Bebe infusiones puras. Si tomas café o té a todas horas y con dos azucarillos cada uno, es posible que te estés pasando de la cuenta. El objetivo es tomar el té y el café sin endulzar. ¿Crees que es imposible? Echa la mitad del azúcar que suele usar en estas bebidas y, transcurridas dos semanas, elimínalo por completo. Aguanta de ocho a 15 días y… ¡voilà!: pasado ese tiempo tu paladar se habrá acostumbrado al sabor real de la infusión.

 

5. Usa estevia. Es un edulcorante natural, delicioso y que no engorda. La encontrarás en cualquier supermercado y te puede echar una mano si eres realmente incapaz de endulzar tu café o tu infusión.

 

6. Hidrátate. Muchas veces el “hambre de dulce” ataca cuando en realidad estamos sedientos. Bebe agua tengas o no sed y te darás cuenta de que

 

7. Quita los bollos de tu vista. Varios estudios demuestran que comemos más galletas, bombones, etc… si los tenemos a la vista. No tienes que dejar de comprarlos, pero si los guardas en una caja hermética, que no sea transparente, que tenga tapa y la colocas en un estante alto de tu despensa… Comerás menos, seguro.

 

8. Relájate. “Muchas veces, la “adicción al dulce” está marcada por razones fuera de lo alimenticio, como la ansiedad, por lo que conocerse a uno mismo, qué es lo que nos altera y cómo relajarnos es vital”, concluyen los expertos. ¿La solución? Hacer deporte: reduce la ansiedad y además quema calorías, y lo mismo acerca del yoga: ayuda a controlar el ansia por el azúcar, a desintoxicar tu cuerpo y además te estiliza y fortalece.

 

9. Lee las etiquetas. Nuestro consumo de azúcar medio está muy por encima del que deberíamos tener, con todos los efectos en nuestro peso y salud que ello conlleva. Por eso es tan importante que leas las etiquetas de los productos que vas a comer. Se recomienda tomar alrededor de un máximo de 30-35 gramos de azúcar al día, y una sola lata de refresco suele cubrir esta cantidad, que debería abarcar además el azúcar incluido en lácteos o frutas, por ejemplo. Hay que realizar cambios poco a poco en nuestra alimentación para tratar de bajar nuestro consumo en la mayor medida posible, y obtener ese azúcar, necesario para nuestro cerebro, de fuentes más saludables. Nuestro cuerpo necesita azúcar para funcionar, pero se lo podemos proporcionar a través de hidratos complejos, como los cereales integrales o las frutas. Lo importante es hacer buenas elecciones y alimentarse de forma equilibrada: no es lo mismo 30 g de azúcar de una galleta que 30 gramos de azúcar provenientes de la fruta.

 

10. Huye de lo light. Hay que tener mucha precaución con este tipo de productos. Normalmente tienen menos calorías que el producto “normal” (el estándar es un 30% menos), pero en este caso también hay que fijarse en la composición nutricional. Un producto light puede tener menos grasa pero más azúcares o más sodio que su versión normal, y en la mayoría de las ocasiones la diferencia de calorías no es mucha: sigue siendo un producto tan calórico como el original y la etiqueta “light” hace que la gente abuse más por pensar que no engorda.

 

http://www.mujerhoy.com/

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