Los guantes quirúrgicos son esenciales en el mundo médico. Son uno de los elementos para proteger tanto al especialista de la salud, como al paciente. Sin embargo, su uso es reciente y su origen muy curioso. ¡Te lo contamos!
Hoy en día el mundo de la medicina ha avanzado tanto que para cualquier especialista de la salud algunas medidas sanitarias son básicas, tales como lavarse las manos o ponerse guantes; sin embargo, no fue siempre así. A partir de mediados del siglo XIX las medidas antisépticas, el uso de guantes y otros elementos de la indumentaria empezaron a tomar protagonismo.
Antes del descubrimiento de los guantes quirúrgicos, el médico húngaro Ignaz Semmelweis reveló en 1840 que lavarse las manos antes de atender un parto evitaba la muerte de las madres que daban a luz. Para ese momento su teoría fue descartada por gran parte de la comunidad médica, pero más adelante se convirtió en la base de las medidas sanitarias en los hospitales.
Luego, el médico inglés Joseph Lister empezó a investigar en un microscopio tejidos de pacientes que habían fallecido en quirófano. El cirujano descubrió que las muertes se producían por infecciones bacterianas. En colaboración con el bacteriólogo francés Louis Pasteur desarrolló un sistema antiséptico a partir de ácido carbólico.
El curioso origen de los guantes quirúrgicos
Ahora bien, el origen de los guantes quirúrgicos es un poco distinto a lo mencionado anteriormente. En este caso su origen va más ligado al amor que a la preocupación por la salud de los pacientes.
El prestigioso cirujano William Stewart Halsted ya había ejercido como médico en alguno de los mejores hospitales de Estados Unidos y Europa, a pesar de no tener mucha edad. En el año 1989 era jefe de cirugía del Hospital de la Universidad Johns Hopkins, localizado en Baltimore. En este hospital es donde conoce a Caroline Hampton, una de las enfermeras de la institución. Halsted la nombró jefa de enfermeras de quirófano por la atracción amorosa que sentía por ella.
Un día, previo a una cirugía, la enfermera sufrió una reacción alérgica (dermatitis) por culpa del lavado constante con el líquido antiséptico. El cirujano Halsted, por miedo a perder a su ayudante, decidió probar algo diferente. El médico se puso en contacto con una nueva compañía llamada Goodyear Rubber Company y mandó un molde con las dimensiones de las manos de la enfermera. Su idea era crear unos guantes parecidos a los de tela, pero creados a partir de goma para que fueran más fáciles de usar.
La compañía envió los guantes, tan delgados como una segunda piel, y la enfermera pudo realizar su trabajo de quirófano sin ningún problema. Asimismo, su dermatitis alérgica desapareció por completo. Un año después el doctor y la enfermera se casaron, y el uso de los guantes de goma cambió el panorama de los quirófanos para siempre.
Fuente: Culturizando
Por: Maria Laura Espinoza
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