Las inversiones extranjeras son necesarias para que el país salga adelante, para que reactivemos la producción, generemos empleo productivo y podamos contribuir a superar las difíciles circunstancias económicas por las cuales atraviesa el país. Por eso en general consideramos un hecho positivo que se realicen reuniones con inversionistas nacionales e internacionales en las cuales se puedan llegar a acuerdos para impulsar iniciativas que se van a traducir en divisas para Venezuela, con las cuales por cierto se puede hacer frente a la crisis en la que estamos surgiendo en este momento.
La minería es una de esas actividades que seguramente pueda traer gran cantidad de divisas pero hay un problema es que han surgido muchos temores e interrogantes sobre el impacto ecológico que esta practica puede dejar como saldo negativo e irreversible en plena contradicción incluso con los objetivos que en materia ambiental están señalados en el Plan de la Patria que tanto reivindica el Gobierno Nacional.
Por ejemplo pregunto ¿es cierto o falso que una de las empresas con las cuales se está negociando la explotación del oro la canadiense … ha sido cuestionada en buena parte del mundo, incluida la propia Canadá por su actividad depredadora del medio ambiente? ¿Es cierto o falso que en años recientes en vida del presidente Hugo Chávez el Ministerio del Ambiente le negó la autorización a esta empresa para realizar labores de minería a cielo abierto? ¿Qué explicación valedera desde el punto de vista ecológico existe hoy para garantizar que ahora no habrá depredación en el corazón de nuestra Guayana? ¿Cuál autoridad nacional va a garantizarnos a los venezolanos que las actividades de minería derivadas del llamado arco minero no van a traducirse en contaminación de las aguas en terribles daños a la flora y la fauna?
La minería ilegal sabemos ha causado estragos en medios de la mayor impunidad y complicidad por parte de quienes están obligados por la constitución y las leyes a velar por una adecuada preservación de nuestro medio ambiente. Por eso hoy expresamos esta natural preocupación y el hecho de que estemos endeudados y necesitados de divisas no puede estar por encima de nuestras responsabilidades y compromisos nacionales e internacionales en materia ambiental, sobre todo en un mundo como el actual donde esa es una variable que tiene que respetarse. Estas actividades mineras tienen que ser sometidas a una rigurosa fiscalización y si fuera el caso no tenemos porque aceptar practicas como la minería a cielo abierto ya prohibidas en diversas naciones del mundo, entre ellas Argentina y Costa Rica.
Fuente: Globovision